jueves, 31 de diciembre de 2015

Kiko, qué maravilla

Antes de llegar a Florencia en 2011, si yo escuchaba algo de Kiko, se me venía a la cabeza este señor marcando en el último momento o haciendo el arquero. Si acaso el amigo del Chavo diciendo "¿quieres? ¡pues compra!". Pero todo cambió desde que Giovanna (aka La Juana) le costaba la misma vida aprenderse mi nombre y, durante los primeros días, me decía Kiko. Esto se debía a una tienda de maquillaje que la gente de Cádiz seguro que ya conoceréis por el homenaje que se les hizo en Columela a unos de los grandes embajadores de la ciudad: Kiko y Zara.

La cuestión es que, como mucha gente ha podido comprobar, tras 8 años y pico de relación mis conocimientos sobre maquillaje se han ampliado de manera significativa, pero en diciembre de 2011 yo tenía una lista de cosas concretas, todas en inglés y con códigos concretos de color.

Kiko en Florencia solía estar lleno de chinas probándose potingues enfrente de un espejo, gente con pinta de tener mucho dinero y dos negros enormes en la puerta haciendo las funciones de seguridad. Y en medio de aquello me metí yo, con las melenas, la chaqueta de cuero, la sudadera de los Maiden, unos vaqueros rotos y las botas.
Yo entré allí como el que coge por primera vez una carta naval y lo máximo que ha hecho es jugar con la Goleta de Playmobil. Estaba tela de perdido y decidí dar vueltas, muchas vueltas, sin ver nada, pero yo daba vueltas, esperando que los artículos apareciesen delante mía como por arte de magia. Yo miraba el papel con la lista, levantaba la vista, observaba un punto y tiraba para allá. Así durante bastantes minutos.

Podría haber seguido mucho más, hasta que vi que el negro de la puerta no estaba en la puerta y estaba siguiéndome a una distancia de seguridad para tenerme vigilado. Mierda, ya la había cagao. Mi solución fue coger una bolsa y empezar a echar cosas al azar, pero yo na más que miraba al portero y empezaba a sudar y a pasarlo realmente mal.

Al final todo se solucionó porque una chiquilla de las que trabajaban allí tuvo que ver que estaba más perdido que Antonio Resines en una película de Nolan y se me acercó, me cogió la lista y fue llevándome por los estantes donde estaban las cosas.

Desde ese día he mejorado muchísimo, ahora directamente entro y pregunto.

viernes, 25 de diciembre de 2015

Dulce Navidad

Qué bien que ya es Navidad. Un día, una época del año, que es, citando al Sheriff, "tiempo de paz, tiempo de amor, tiempo de que te mires en tu interior y veas algo más que 100% algodón". Unas fechas para que todo el mundo esté feliz y contento y se recuerden los buenos momentos.
Pues parece que para un sector de los ideólogos de esta fiesta esto no es así. Los ideólogos, por si no lo sabíais, es la cristiandad, y el sector al que me refiero son los compositores de villancicos.

No se si os habéis fijado, pero dentro de los villancicos hay, ocultos como segunda estrofa que nadie se sabe, mensajes muy chungos.
Hay una tendencia de celebrar el nacimiento de Jesús recordando que va a morir crucificado. ¿Os imaginais ir a la planta de maternidad de Residencia y contarle a un niño que va a morir en Texas en una silla? No es bonito, ¿verdad? Pues en el villancico de Endivia tiene bien que dicen, varias veces además, que el niño que está en la cuna en una cruz morirá (bis). Qué envidia... la misma envidia que se pueda tener de una corona de espinas, vamos.

También está la versión Tarantino, de perspectiva en primera persona pero, en lugar de hacerlo desde el maletero de un coche, lo vemos desde un pesebre. Ese pobre niño presentándose como Soy amor en el pesebre y sufrimiento en la cruz. Además de la maldad de preguntarle al niño de quién es, metiendo el dedo en la llaga (AAAAAAH!).

Y luego hay otra que no tiene nada que ver con el nacimiento del chiquillo, que es directamente Dios recordando su pasado macarra del Antiguo Testamento en Los Campanilleros en el que, para vengarse de un rico avariento, se carga a sus perros: Pero quiso Dios que los perros de pronto murieran y el rico avariento pobre se quedó. Porque expropiarle es de rojos y mucho mejor es matar a unos cuantos perretes.

Total, que me quedo con la tarara y así recuerdo al Selu.

Felices fiestas y ya estais tardando en ver El Despertar de la Fuerza.

martes, 27 de octubre de 2015

La colectivización de los colores

Siempre he mantenido que mis ideales y mi forma de pensar actual se han ido forjando a lo largo de mis años de vida y de las experciencias por las que he pasado. Esto que os voy a contar pasó de verdad y lo recuerdo perfectamente: mi primera experiencia de colectivización.

Estaba yo en 1º de primaria (A, por supuesto) y mi profesora decidió romper con lo establecido. Nos dijo que todo el mundo tenía que volcar sus colores sobre su mesa y luego, cuando estuvieran todos a la vista de todo el mundo, iríamos cogiendo para que todo el mundo tuviera los mismos colores. Lo que ella no tuvo en cuenta es que, para que eso ocurriera, o bien todo el mundo tenía que haber depositado desde un primer momento el mismo número de colores o había que dividir todos los que había en partes iguales.

No sucedió ninguna de las dos cosas y, a la hora del reparto, la gente empezó a coger el color rojo. En cambio yo, sabiendo que había menos, cogí en primer lugar el color carne cuando me llegó mi turno. La gente iba cogiendo los colores básicos sin darse cuenta que, al ser precisamente básicos, habría al menos una cera para cada persona, pero que los colores carne, ocre (también llamado color caca), gris o blanco eran rara avis y estarían más cotizados.

Así pues, de lo que iba a ser una experiencia colectivizadora para dar a todo el mundo las mismas oportunidades, resultó que se creó una pequeña burguesía propietaria de colores (medios de producción de color, técnicamente) de la que yo era miembro.
Ahora yo tenía el poder y, lejos de satisfacerme, resultó ser un coñazo. A mí venía todo el mundo para pedirme el color carne y, como era mío, lo prestaba, si, pero a regañadientes o a cambio de que los demás le sacaran punta, y terminaba pintando caras apretando muy poquito el naranja.
Ahí me di cuenta de que yo no servía para ser de la clase dominante y que me apañaba bien con recursos escasos. También me di cuenta de que el color caca no se parecía al color de la caca.

Lo que nunca supe es si nuestras madres llegaron a enterarse de esto y, en caso afirmativo, cómo les sentó a aquellas que le habían comprado a su hija la caja plastidecor de 24 colores y llegó un día con 12 ceras carioca (que eran malísimas).

PD: ¿En África cómo le llaman al color carne?

domingo, 20 de septiembre de 2015

Lo que necesita Cádiz (segunda parte)

Una de las cosas de las que más se venía hablando en los últimos años era del uso partidista por parte del PP de Onda Cádiz (se venía hablando entre los rojos únicamente, que quieren cargarse todo). Esto era algo que la gente en Cádiz decía que había que cambiar, que ya estaba bien eso de "con el ayuntamiento de Cádiz, si", "el nuevo estadio ya es una realidad" o el puente de Cádiz con la música de Piratas del Caribe.

Onda Cádiz tiene que cambiar ya que no puede sobrevivir únicamente con la audiencia que proporciona el COAC (que igual si que puede, pero no está bonito), así  que aquí vengo a proponer un programa para esa época otoñal en la que Onda Cádiz no destaca por su programación variada: Es necesario crear un Reality.

El Reality que yo propongo se llama "unos asuntillos con Adán" y es, a primera vista, muy sencillo. Pero primero os tengo que presentar a Adán para que os sirva de guía. Adán es el tío con más desparpajo, poca vergüenza y cara que conozco de Cádiz. De verdad. A esto se le suma que, como está metío en to, conoce a una barbaridad de gente. De cualquier ámbito el conoce gente, lo que hace que haya dos opciones: salir con él y que vaya saludando a un montón de gente o salir solo y cruzártelo y que te salude. También, que esté metío en to, provoca que muchas veces no pueda acudir a alguna cita porque tiene unos asuntos de lo que sea (palabras usadas por el susodicho), de ahí el nombre del programa.

Así pues, el programa consistiría en señalar dos puntos, uno de salida y otro de llegada, y Adán tiene que llegar de uno a otro en menos de media hora y hacer el mandao que se le encargue, que con la de gente que conoce no es fácil que lo logre.
El programa no solo consiste en ver a este chiquillo andar por ahí, sino que en plató estará Enrique Miranda (como medida excepcional para ahorrar se recurriría a presentadores que ya trabajan para Onda Cádiz) dirigiendo el previo, en el que los invitados e invitadas (personajes de Cádiz, gente conocida de Adán, algún extranjero de Puerta Tierra...) comentarán si creen que lo va o conseguir o no, y el debate, donde la misma gente comentará si se ha parado más a propósito, si ha evitado saludar a alguien, si ha recibido ayudas... En la imagen podemos ver a Miranda ensayando la mirada inquisidora que va a echar a quien asegure que la afición de Adán al vardepeña es una tapadera.

Con este programa Onda Cádiz tiene audiencia asegurada y le roba el share a "subastas a lo bestia". Cádiz necesita de este show.

domingo, 23 de agosto de 2015

Lo que necesita Cádiz (primera parte)

Con el último cambio de gobierno en la alcaldía de Cádiz y lo que ha supuesto en la historia reciente de nuestra ciudad, veo a mucha gente poniendo en sus muros de facebook qué es lo que le hace falta a Cádiz para mejorar. Que se han dado cuenta ahora, cuando estaba la rubia nadie se paró a pensar nada por lo que se ve, pero bueno, como todo el mundo está intentando dar ideas y ayudar para que la ciudad mejore yo, desde aquí, voy a aportar mi granito de arena.

No voy a hablar de empleo, de turismo sostenible, de deportes, ni de fiestas, que de eso ya se ha encargado todo el mundo. Yo voy a hablar de algo más concreto, más cercano al pueblo... llamadme populista, Populista Harris.
La cuestión es que, desde hace unos años, he venido observando que esta ciudad está huérfana por las noches, no de bares, que de esos hay bastantes y si cierran pues luego si no te vas a la Caleta con un litro Punta que es el sitio permitido. Yo a lo que me refiero es que Cádiz está huérfana de barracas.

Hay muchas veces que uno va por la calle a altas horas de la noche y piensa que, con el hambre que tiene, se comería un huevo frito sin pensarlo, hasta que recuerda que existen huevos fritos de gominola, que deben de ser una de las mejores chuchería del universo, y el antojo se multiplica. Desafortunadamente no hay barracas y uno se acuesta con antojo y pensando la mala suerte de que no hubiera una barraca abierta en todo Cádiz.
Por ello yo propongo al actual equipo de gobierno del Ayuntamiento de Cádiz la instauración de dos Barracas de Guardia: una en Cádiz y otra en Puerta Tierra, de manera que nadie se quede sin chucherías cuando quiera.
En caso de que eso no pueda ser, por lo menos que cada Navidad pongan en Onda Cádiz el capítulo del tigre de Farmacia de Guardia.

miércoles, 5 de agosto de 2015

La excusa de más peso

Hay veces que nos proponen algún plan y que, por las razones que sean, no nos apetece lo más mínimo salir de casa. Es ahí cuando, para no herir los sentimientos de quien nos propone el susodicho plan, nos ponemos a buscar una excusa que, aun siendo mentira, sirva como tapadera.
Dolor de cabeza o cansancio extremo son algunas de las más usadas porque, pensamos, nadie va a obligar a una persona con malestar a que habandone el calor de su hogar y, sin embargo, suele pasar. Un "venga ya, sales un rato de tranqui y se te pasa" o "pero si el voley es buenísimo pa el cuerpo" pueden ser las respuestas.

Para evitar estas situaciones la humanidad ha evolucionado hasta conseguir la excusa irrefutable, la que nadie es capaz de poner objeción, la más tonta: Es que ya estoy con el pijama y to. Ahí es nada.
El pijama, como si se tratase de una camisa de fuerza o una cadena de las que usaba Houdini dentro de los cacharros en los que se metía, se convierte en una excusa tan válida como carente de lógica. 
Uno de los aspectos positivos de la ropa es que son artículos de quita y pon, lo cual nos permite cambiar de indumentaria según la ocasión o nuestras preferencias en el momento, pero cualquiera diría que el pijama no, que eso ya se convierte en la prenda definitiva, la inquitable. Además, como habréis visto, la frase se completa con un "y to". "Que ya estoy con el pijama y to". Esa es la clave de la excusa porque ahí, debajo de esas dos palabras monosilábicas, se encierra un "y en verdad esto es un mojonazo de excusa pa decirte que paso de tu cara", pero dicho así queda poco educado.

A mi nunca me ha gustao esa excusa pero, como concepción social que es, la respeto cuando me la dicen. Lo que tengo claro es que la voy a usar cada mañana que no quiera ir a ningún lado y vengan a sacarme de la cama. "Que va tía, es que estoy con el pijama y to". Y al garete, que diría Don Manué.

Por cierto, he escrito habandone en lugar de abandone. Espero que lleves todo este rato pensando si me había equivocado o si no sabía escribirlo.

miércoles, 29 de julio de 2015

Tatuaje práctico

Hacía ya un tiempo que no me pasaba por aquí, pero es que he estado muy liado haciendo nada y poco y entre una cosa y otra no he tenido tiempo para nada (pero tengo en mente hablar de la Semana Santa y de las necesidades de Cádiz, que ideas hay).

Bueno, una vez dadas las explicaciones voy al tema del que os quería hablar que, si sois personas avispadas, habréis caído en la cuenta de qué va. (Los tatuajes, pa la peña más lentita).

Resulta que, últimamente, llevo hablando bastante sobre tatuajes porque, a mi alrededor, hay bastante gente con su piel tintada: amigos, familiares, hermanos, nos encontramos hoy aquí reunidos para unir en santo matrimonio...
La verdad es que es un ritual bastante bonito que nos recuerda lo primitivo de nuestra especie. Los tatuajes se hacían ya en el antiguo Egipto y en las tribus africanas para marcar el carácter del guerrero, para adornarse el cuerpo o porque querían demostrar sus sentimientos con un "amor de madre sabubu". 
La cuestión es que, a pesar de que los tatuajes los han tenido personajes de lo más variopinto a lo largo de la historia, hay gente que sigue sin verle el valor y lo asocia a gente chunga y drogodependiente. En este debate surgen las siguientes frases:
1. Es que un tatuaje tiene que ser algo muy simbólico para tí. Así, obligatoriamente, no se puede tatuar un pez simplemente porque está guay. Tiene que ser simbólico.
2. Y cuando seas viejo ¿qué? pues lo mismo que tú con esa cara, que la vas a seguir teniendo de viejo y no va a haber láser que lo cambie.

Teniendo presentes estas dos preocupaciones sociales he llegado a la conclusión de que es necesario un tatuaje útil para que los comentarios anteriores queden invalidados: el tatuaje sector en la espalda. Este tatuaje es, únicamente, una cuadrícula como la de los barquitos de hundir la flota, con números del uno al ocho y con letras de la A a la H. Esto es para que, cuando pique la espalda, podamos decirle a cualquier persona que nos rasque en C6 y evitamos el "abajo del homóplato, no tan abajo, un poquito a la izquierdNO TANTO!" yendo directamente al grano. 
Es simbólico porque simboliza la ayuda de los demás y cuando seas viejo la espalda va a seguir picando. 
Es una pedazo de idea.

PD: Los mosquitos de vuelo rasante y los que atacan por la espalda son los peores.

lunes, 11 de mayo de 2015

Se busca cantante inglés

El domingo pasado estuve en un concierto (conciertazo, The Brew, gracias de nuevo a Kry por insistirme en ir) y me di cuenta de ciertas cosas que ocurren en los conciertos que dan por aquí los grupos que cantan en inglés.

En primer lugar se terminan flipando con los tarareos que tiene que responder la peña. El típico "naaa nanananá, nanananá nananá nananá, nanananá!" en sol está mu bien, es sencillito tanto de letra como de tono y la gente puede seguirlo creyéndose importante. El problema viene cuando hay que repetir un estribillo ya que un "I've reached the sky" se puede convertir en "I risk the Cai"y demostramos el nulo nivel que poseemos (-ejem- poseen) de la lengua de Keith Moon. Además, en Inglaterra el público debe estar mejor afinado que aquí por lo menos -no se qué ocurrirá en otros lugares- porque de pronto la letra se convierte en el menor de los problemas debido a que parte del público decide cantar en falsete y la otra mitad seguir sin llegar bien al tono y aderezarlo con gallos.

Debido a lo del bajo nivel idiomático, tampoco se entienden las bromas de "oh, damn it! we don't speak Spanish but dame un servesa si conosco desirlo" y la situación queda en que el cantante (o el padre del batería en este caso) espera las risas del público y el público piensa "¿Qué habrá dicho al principio?".
Nadie se ríe por si acaso, pasa un silencio bastante incómodo e inusualmente largo en un concierto y se escucha al batería pedir por favor la siguiente canción.

Pero en los conciertos de rock se cumplen ciertos pasos al igual que en una liturgia. Por eso, cada vez que el frontman grita lo que sea con tono de pregunta todo el mundo grita "weeeeee" levantando las manos con la bebida o con los cuernos. Lo malo en este momento es que lo mismo la pregunta puede ser si está todo el mundo bien o si el público va a acompañar el ritmo con las palmas, teniendo en cuenta que si es el último caso el grupo se va a llevar un chasco tremendo.

Por eso he decidido montar un grupo con un cantante inglés que pida estribillos muy agudos, para que el público sea consciente de que no pueden hacer todo lo que pretendan en la vida, como ser cantante de un grupo en inglés, por ejemplo; también quiero que diga cosas serias sobre economía, política, sanidad, etc. pero que al final suelte una risotada enorme para que la peña se ría y, sin que lo sepan, estarán quedando fatal; por último busco un cantante inglés para que diga verdades como puños que nadie se atreve a admitir en público como "You spy your neighbour's facebook, didn't you?" y que todo el mundo conteste afirmativamente con un grito, así al menos restablezco un poco la paz en el universo.

sábado, 25 de abril de 2015

La peñita exageradísima

De gente exagerada he escuchado sobre dos pueblos en concreto: el pueblo vasco y el andaluz. Del andaluz no lo se, no puedo estar seguro porque supongo que es algo que, al vivirlo día a día, lo tomo como cotidiano y pasa de largo por mi mente, y de la gente del País Vasco pues tampoco se qué decir. Es cierto que una vez en un desplazamiento del Athletic de Bilbao de unas 5.000 personas entrevistaron a uno que aseguraba que eso era muy poca gente, que seguramente habría unas 100.000, y también conozco a una vasca, pero es más bruta que exagerada, así que tampoco puedo dar fe de esta afirmación.

Lo que está claro es que la gente exagerada es la que se encarga de ponerle nombre a muchas cosas. El saltamontes es una de ellas. Es verdad que estos bichos se mueven bastante bien en vertical y que, en relación a su cuerpo es una barbaridad lo que saltan, pero los montes son mucho más altos que eso, vamos a ver. Más saltan las pulgas, que si tuvieran el tamaño de un ser humano saltarían por encima de la torre Eiffel (dato real), y nadie les ha llamado saltatorres o saltaeiffeles, sino pulgas.

Pero el aparato con el nombre más exagerado del mundo es el matasuegras. Ese aparatito que hace ruido al soplar y desenrollarse; hecho de papel, plástico y, con el uso, saliva; que tiene nombre de pueblo de Murcia; y que, al final, acaba rompiéndose, lo bautizaron como un arma mortífera contra las madres de las parejas de cada cual.
"Matasuegras, el regreso" y vemos a Vin Diesel rollo terminator en un trailer cargándose a las madres de sus amantes.
Es posible que, en algún momento de la historia de la humanidad, quien inventó el matasuegras mató a su suegra del susto, pero ponerlo en plural me parece ya demasiado. Además es un riesgo por parte de la empresa, porque a través del nombre se asegura un éxito que dudo mucho que se alcance gracias al aparatito, lo que puede acarrear denuncias por publicidad engañosa.
Además, incluso teniendo en cuenta que en México se llama espantasuegras, tampoco me parece acertado, porque cuando yo me imagino una suegra en una fiesta (de cumpleaños, guateque, fin de año puretil, etc.) me la imagino con un gorro, espumillón en el cuello y un matasuegras/espantasuegras.

Ni mata ni espanta, atrae y da vida.

miércoles, 15 de abril de 2015

Yo soy tu padre y en esta nave se cumplen mis normas

Cuando conoces a una persona durante mucho tiempo aprendes que esa persona no es perfecta en absoluto, que tiene sus fallos y que comete errores (muy grandes en ocasiones) porque es lo natural, pero aun así la quieres y le permites esas cosas. Lo mismo me pasa a mi con la Guerra de las Galaxias.

Hace tiempo empecé a observar ciertos elementos que me llabaman la atención de la saga y que, no es que se cargaran las películas, pero las hacían un poco más inverosímiles y rompían la lógica, al menos toda la que una película de ciencia ficción puede tener.

En primer lugar EH QUIETO! Igual hay spoilers. Vale, lo que iba diciendo, en primer lugar choca que, al final del episodio IV (tras haber huido con los androides que buscaban, rescatar a Leia de la misma estrella de la muerte, organizar un ataque y destruir el arma más poderosa de la galaxia) haya una ceremonia y los premiados sean únicamente Luke Skywalker y Han Solo. ¿Qué pasa con Chewbacca? que el tío también estuvo ahí y se ofreció a ser el cebo para llegar al sistema de celdas de la Estrella de la Muerte. Igual estamos asistiendo a la cara oscura de la rebelión y resulta que "los buenos" eran una pandilla de especiófobos de cuidao.

Otra cosa es el sistema de defensa de la propia Estrella de la Muerte. ¿De verdad una estación espacial con capacidad para destruir un planeta como Alderaan no tiene un escudo? ¿El Imperio Galáctico no podía destinar un poco de I+D+I para tapar un hueco por el que cabe un proyectil y que da directamente al núcleo de la Estrella? Ni una chapita metálica de dos metros sobraba, claro. Aunque bueno, se ve que aprendieron y en el retorno del Jedi había que acceder hasta el mismo núcleo.

Pero lo último sin duda es el sistema de protección de testigos de la Alianza Rebelde. Estamos ante una situación en la que, para alejar del peor villano del universo a sus hijos lo que hacemos es separarlos al nacer (mala idea teniendo en cuenta que Anakin no sabía que eran gemelos), llevarnos al niño a su planeta natal, con su familia verdadera y le dejamos que mantenga el mismo apellido que su padre. Y para rematar la jugada, su protector se cambia levemente el nombre: Ben Kenobi. Pues claro. Obi-Wan... ¿en qué estabas pensando, quillo? Se te suponía uno de los más sabios maestros jedi y te pegas este jugadón. Estupendo.

martes, 7 de abril de 2015

Rebeldía

No me gusta la forma en la que la sociedad se mueve. Es fría, mecánica, inmediatista e impaciente. Todo tiene que hacerse de manera rápida, sin divagar: ir, hacer, volver, objetivo cumplido. Nadie se para para disfrutar del camino, no se remolonea divagando ni sopesando las diferentes opciones. Hagamos esto así, porque así se hace, no cuestionemos la razón, solo hagámoslo y acabemos, porque tardar no tiene sentido. Qué asco.

Por eso, llevarle la contraria al mundo y romper con su lógica día a día es un acto de rebeldía que abre ojos y mentes de quienes se plantean cosas y hiere los corazones de quienes tienen el cerebro cerrado y el alma petrificada.

Mi manera de hacerlo, una de ellas al menos, de sentirme poderoso, es ir al super y comprar poco. No porque la costumbre sea comprar mucho, no, de hecho hay personas que no pueden cargar con más de una bolsa y que compran lo justo. A mi me gusta comprar poco para esperar la cola de la caja a la hora de pagar. Ahí es cuando me siento libre.

Resulta que a la gente le incomoda ver a alguien con una bolsa de ensalada preparada y cuatro latas en medio de una cola de carros repletos, y es en ese momento cuando se empiezan a escuchar los comentarios alusivos a mi. Algunos en voz alta, a nadie específicamente dirigidos, pero dejando el mensaje en el aire para que alguien siga la conversación. "La gente debería dejar pasar a los que llevan dos cosas". Otros son conversaciones a mi espalda pero a volumen suficiente para que yo me entere. "Yo siempre que llevo poco pido paso y la gente me deja, que eso no molesta a nadie". Y ahí es cuando, sin volverme, sonrío y me alzo victorioso, haciendo como que no les oigo, como si estuviera en mi mundo ensimismado, pero no, esto es un acto de rebeldía y me mantengo firme en la cola viendo como delante mía ponen un fanta, cinco bolsas de charcutería, colacao, fairy, galletas, pan bimbo, pasta e imaginando como detrás mía la gente estará ya notando el sudor frío recorriéndole la espalda porque hay alguien que no hace lo que se hace en estos casos.

Hay gente que opina que esto simplemente es ser idiota, po na.

jueves, 19 de marzo de 2015

El ascensor de su vida

Como la cosa está tan mal para conseguir trabajo y lo único que hace debatir al personal son las situaciones que se dan en cualquier reality he decidido liarme la manta a la cabeza, pasar de la Historia y de ser profesor y convertirme en diseñador de realities.

El primero (y único por ahora) que he pensado se me ha ocurrido hace apenas una semana que he pasado bastante tiempo por el hospital. Consiste en colocar a ciertas personas en la cuarta planta de residencia* y darles un destino a cada una de ellas al cual tienen que llegar usando el ascensor. Parece fácil pero es verdaderamente una odisea.

La primera dificultad está en que siempre que se van a cerrar las puertas llega alguien a lo justo y vuelven a abrirse, alargando el proceso unos segunditos que se hacen eternos; también está el factor de que la gente no se fija si el ascensor sube o baja y, cuando ven que el ascensor se mueve en la dirección contraria a la esperada exclaman con sorpresa "uy! si yo le he dado a la planta baja!"; tampoco podemos olvidar el celador que aparece con una camilla y pide por favor que salga todo el mundo para poder trasladar al paciente, generando una serie de protestas que el propio enfermo tiene que soportar (desde luego, si tan urgente es su cura, que vaya corriendo a quirófano él solo); y, la última de las dificultades previsibles, es que el ascensor se para en todas las plantas.

Los castings también se grabarían y el modelo de selección del personal sería muy sencillo: pasan el corte todas aquellas personas que, independientemente de la planta en la que se encuentren y a la que tengan que ir, pulsan el botón tanto de subida como de bajada. Después, la siguiente criba se llevaría a cabo por la explicación de tal comportamiento: si ha sido una equivocación se va a la calle, si dice que no sabe con seguridad si hay que pulsar hacia donde se va o desde donde se va tiene posibilidades pero tendrían que evaluarse y si dice que es para que el ascensor venga más rápido entra seguro en el concurso.

Decidme que también os ha pasado a ustedes y que no soy el único sufridor.

*Para el personal no gaditanizado, residencia es como se le llama aquí al hospital, porque antes era la Residencia Zamacola.

miércoles, 4 de marzo de 2015

El Messenger te permitía conocer gente

La última vez que usé el messenger yo estaba de erasmus y abrir el programa era como pasearse por la zona franca un 1 de enero: no había nadie. Yo me conectaba porque mi madre lo seguía usando y porque no me gustaba usar el chat de facebook, pero a parte de nosotros solo estaba mi amigo Juan Carlos.

Sin embargo, a pesar de que la gente lo olvidó rápidamente con la aparición de facebook, el messenger nos había permitido conocer a la gente. No me refiero a conocerla como ahora, que agregas a la persona en cuestión y ves de ella lo que quiera mostrarle al mundo, sino que la conocías de verdad, a fondo, porque el subconsciente traicionaba y te quitaba la máscara ante el mundo.
Con el facebook se puede elegir una foto interesante para el perfil, compartir citas del pesao de Paulo Coelho y poner que el libro estaba mejor que la peli, dando a entender que eres una persona que vale la pena.

En cambio el messenger desnudaba el alma y nos enseñaba que había dos tipos de personas: las permisibles y las desesperantes. 

Las permisibles podían escribir unos nicks muy profundos, aprovechar el subnick al máximo, meter colores e iconos en ambos... vamos, que aquello parecería el real de la feria, pero al fin y al cabo se podía mantener una conversación con ellas una vez que te acostumbrabas.

Las desesperantes no es que pudieran hacer lo anteriormente nombrado, sino que a la fuerza lo hacían (cosa que ya hemos dicho que no tiene por qué ser mala). Pero lo que no era en absoluto de recibo era que creaban códigos aleatorios para los iconos externos, de manera que donde querían poner "He aprobado selectividad y voy a la universidad" se leía "Equisdé a-helado-do mandodelaplay-idad y muñecoandante a clavedesol unicornio-ojo-sidad". 
Esa gente, como recordaréis, tenía la necesidad de iconos inútiles como una bolsa de papel o introducían imágenes grandes que luego no se distinguían.

Las personas desesperantes mostraban que eran la basura del messenger, por eso agradezco que el Whatsapp no permita iconos añadidos por el usuario, porque lo que faltaba era sumarle a la gente que no sabe manejar el autocorrector, a la que escribe con los codos y a quienes no usan los signos de puntuación una serie de iconos puestos en mitad de una palabra de manera aleatoria. 
Eso si, no se por qué no hay todavía un culo y un corte de mangas.

lunes, 2 de febrero de 2015

El misterio de Antonio Martín

 Llegó febrero... del papelillo... al que yo quiero, al que yo adoro, desde chiquillo... 
Llega febrero y no creo que haya mejor manera que honrar al mes carnavalero por excelencia que con una entrada que hable sobre ello. Pero en esta ocasión no se trata de algo de mi propia factura, sino que es algo que ha escrito un amigo mío al que, para salvaguardar su identidad llamaremos Paco Gómez, en lugar de Francisco.
A Paco le tengo un cariño especial porque instauró uno de mis motes y su posterior evolución: de Kike el Culto pasó a Kike el Datos, ambos obra suya y hoy os traigo una lectura que perfectamente encaja con la forma en que yo me gané ese mote. 
No me alargo más. Leed, disfrutad y acojonaos.

"Bienvenidos una noche más a la nave del misterio. Hoy vamos a hablar de un espeluznante caso carnavalesco que llevo años investigando, y del cual, a día de hoy, todavía no tengo una respuesta racional y argumentada: Hace tiempo, llegó a mi poder la portada del libreto de la comparsa “Los Mandingos “ (1977) de Antonio Martín.
Aparte del shock inicial de encontrar a Eddie Murphy como protagonista indiscutible de la misma, había algo extraño que no terminaba de cuadrarme en todo aquello. Algo paranormal, algo misterioso… El sr. Murphy aparece agarrándose los cuellos de la chaqueta de cuero, dejándonos entrever su discreto medallón de oro y su pechito depilado. A pesar de lo comparsista de la pose y el bigote, su vestimenta no tiene nada que ver con el tipo de la agrupación. 

Sin querer empecé a pensar en ello. Conociendo como se hacen las cosas en el Carnaval, me dije “andarían mal de tiempo y cogieron la foto del primer hombre de color que vieron en una revista”. Pero, ¿por qué ésa?... El intrépido y atractivo reportero que llevo dentro, comenzó a rastrear la red, para averiguar de qué basura protagonizada por Eddie Murphy se había sacado la foto. Y di con ella. Pertenece a “Delirious” su primer show tipo “stand-up comedy”. Sólo hay un detalle que no he dicho, el programa se graba en 1983, 6 años posterior a la comparsa. Realmente inquietante.
http://es.wikipedia.org/wiki/Eddie_Murphy
http://en.wikipedia.org/wiki/Eddie_Murphy_Delirious

Pero ahí no acaba la cosa. Tras memorizar cada detalle de su biografía, cual novato reportero de prensa rosa se aprende los ligues de un famoso de medio pelo, observo, aparte de que envejece a la misma velocidad que Jordi Hurtado, que su primera película es “Límite:48 horas” en 1982. Es más, Eddie Murphy nació en 1961, por tanto, cuando salieron “Los Mandingos” solo tenía 16 años y no apareció en televisión por primera vez (y debería haber sido la última) hasta los 19 años, con “Saturday Night Live (1980).

Son muchas las conjeturas de los expertos ¿La verdad?, nunca la sabremos. Aquí os dejo las mías:
- Antonio Martín tiene una máquina del tiempo. De ahí su extenso palmarés. Sabe con antelación la reacción del público con cada letra que cante su agrupación. ¿Coincidencias? Yo diría que no…
- Aunque no lo ponga, fue tal el éxito de ventas de la comparsa, que ya iban por la 6ª edición del libreto y simplemente decidieron cambiarle la foto a la portada, como estrategia de marketing.
- Eddie Murphy vivió en Cádiz en la calle San Vicente hasta los 19 años, y se prestó a echarse la foto para el libreto de la comparsa de su vecino cuando aún no era conocido.
- Antonio Martín tiene una máquina del tiempo, seguro".

jueves, 15 de enero de 2015

Operación salida

Cuando en estas navidades se ha hablado tanto de la operación salida, del tráfico, los atascos, los accidentes y demás, yo no pensaba en el tráfico, los atascos, los accidentes y demás. No, tampoco pensaba en el juego. La foto se me ha ocurrido ponerla ahora.

La operación salida yo la relaciono con un episodio desarrollado durante los últimos días de mi estancia en Florencia y una serie de estrategias que llevamos a cabo para escapar bien de allí. Pero vamos a ir por partes explicándolo todo.

Lo primero que hay que saber es que Florencia es una ciudad bastante húmeda a pesar de no tener mar, pero el río Arno cumple su función humidificadora a la perfección. Los climas húmedos atraen a los mosquitos, por lo que en Florencia hay mosquitos, y mi casa estaba al lado del río, por lo que en mi casa había un número de mosquitos por metro cuadrado bastante más elevado que en el resto de casas fiorentinas alejadas del río.
Así que, harto de que me picaran aun en otoño, empecé a cazar todos los mosquitos que veía. Estos se acercaban a la luz, que estaba en la pared muy cerca del techo, por lo que yo los veía en el techo. Saltaba y los aplastaba. Y se quedaban pegados en el techo. Con la coña yo decía que se trataba de un mensaje al resto de mosquitos, pero lo cierto es que no los quitaba por flojera y no fuera a ser que me entrara uno en la boca. ¿Qué hubiera sido más fácil comprar el repelente ese que va enchufado? pues si, pero ya, total. Además, os habríais perdido una historia.

Otra de las cosas que hay que saber es que las tuberías de esa casa eran viejas, muy viejas, viejísimas, vetustas y, digo más, vetustísimas. Tanto que Mario, el fontanero, no el murciano, nos advirtió varias veces que sería conveniente cambiarlas. Si recordais lo que os conté de Mario pensaréis, al igual que yo, que la advertencia de seguridad de una persona que prefiere lavarse las manos con detergente y que se queda la mierda que saca de una lavadora hay que tomársela bastante en serio.
Este estado de las tuberías acabó desencadenando en el último mes en un depósito de agua caliente que perdía agua y que decidimos subsanar con cinta americana a su alrededor y con un cubo abajo para posibles fugas.

Lo último que hay que saber es que al final del año iban a venir a revisar que toda la casa estuviera bien para devolvernos la fianza (que creo que no nos la devolvieron, o que nos devolvieron menos, o algo así).
El caso es que había que limpiar la casa a fondo, una casa cuya sensación de suciedad era inherente, donde había una capa de grasa en la cocina de antes de que llegáramos y donde la pintura contra la humedad sobre las ventanas aguantó dos semanas como mucho.

Lo primero era el tema de los mosquitos, que después de casi un año os podeis imaginar el techo y el borde de la lámpara cómo estarían. Quitarlos no fué difícil, el problema venía con las manchas que quedaban. Así que ahí estuve yo, con un pañito con agua dándole a manchas que llevaban 8 o 9 meses en el techo, provocando que surgieran nuevas manchas pero en esta ocasión de limpieza, generando el contraste con el tono oscurillo que tenía el techo.

Lo segundo era el depósito que, si bien habíamos arreglado relativamente el problema, no estaba bonito que allí entraran y se encontrasen cinta americana en una tubería y un cubo abajo. Afortunadamente habíamos descubierto que, quitando la cinta y secándolo durante unos segundos con una toalla, dejaba de gotear durante unos minutos (creemos que cerca de 10).

Así que nuestro genial plan era el siguiente: Cuando sonara el telefonillo yo entraba en el baño para secar la fuga y vaciar el cubo, Pepe recibía a quien fuera y Tania se quedaba en el cuarto intentando que no mirase al techo. Yo tampoco se cómo evitar que alguien mire donde sea, pero ese era el plan.
El caso es que llegó el día señalado y pusimos en marcha el plan. De verdad que estábamos con nervios y yo entré corriendo en el baño hasta escuchar que mi primo empezaba a hablar. Cuando eso ocurrió salí y comenzábamos a ir contrarreloj.
Ahora imaginaos nuestras caras cuando la piva de la agencia entró en el salón (salón/cocina/salita/sala de estudio), miró a su alrededor y dijo "todo muy bien, muchas gracias".

Después de eso irnos de allí sin devolver el aparato de internet ni pagar lo que nos pedían por devolverlo no nos costó en absoluto. Entonces se trataba de huir, sencillamente.