sábado, 30 de junio de 2012

Cine de Barro (VI)

Hoy presentamos...
Kill Gil (V.O. Kill Bill)

En el año 1994 el Cádiz C.F. no puede soportar la situación y, debido a los movimientos llevados a cabo por Jesús Gil, acaba con sus huesos en la seguna división y, posteriormente, en segunda división B.
Una cadista (Uma Thurman), muy afectada por esto, decide ir tras él jurando venganza, pero antes tendrá que ajustar cuentas con otros mangantes.

Año: 2004
Idioma: y tal y tal... iano
Duración: 9 años por 2ªB
Banda Sonora: Homer Simpson gritando "Giliiiiii!!!"

sábado, 23 de junio de 2012

Me enfadé con Florencia

No todo iba a ser bonito. Desde que llegué la primera vez a Florencia, en 2008, no le había encontrado ningún fallo y, aquellas cosas que podían ser reprochables, intentaba buscarle el lado positivo (como suelo hacer con todo). Creo que caí un poco en el positivismo, pero es que, de verdad lo digo, es muy difícil que esta ciudad no le guste a alguien.

Sin embargo el miércoles de esta semana me he enfadado, y mucho, al volver de un exámen (aprobado por cierto) y pasar por el Porcellino.
Para que os situeis, el Porcellino es una plaza porticada en la cual se encuentra uno de los dos mercadillos de Florencia. Recibe su nombre del Cinghiale, un jabalí que es la mascota de la Toscana, cuya estatua preside este lugar. La tradición entre los turistas es meterle una moneda en la boca y, si esta cae entre las rejas que tiene a sus pies, significa que se volverá a Florencia.
Como os podreis imaginar, es un lugar que siempre está lleno de gente.

Pues a la vuelta de este examen aun faltaban dos horas para el cierre de los puestos del mercadillo y, sin embargo, no había nada. La plaza estaba vacía excepto por un escenario en uno de sus extremos y unas plantas que servían de decoración para el borde de esta plaza.
Pensé que se trataba de algún concierto por el día de San Giovanni, que es el domingo y aquí se celebra bastante.

Tras pegarme una ducha por derecho volví a la calle con Tania y, al pasar por al lado, pude ver de lo que realmente se trataba.
Los muros estaban decorados con unos carteles de una marca de moda y en los alrededores de la plaza había seguratas vigilando que nadie entrase en una plaza pública, prohibiendo incluso el acercarse a fotografiarse con el cinghiale. Las plantas no servían como decoración, sino como muros de una fiesta privada.

Y lo que más me cabrea no es que se utilice una plaza pública para fiestas privadas (que también), sino que la plaza en cuestión sea un lugar donde trabaja gente y que, por el capricho de unos ricachones, tengan que cerrar antes así como dejando a los turistas sin poder disfrutar de este mercadillo o de la tensión de la espera con la caída de la monedita.
Encima de todo, el hecho de hacer esta fiesta privada en uno de los lugares más visibles y turísticos de Florencia era precisamente para mostrarse al resto de la población, a la gente pobre que viste con ropa del Pryca, que ahí están ellos, que tienen tanto dinero que pueden comprar un lugar que no es propiedad de nadie.

Pues ahí os podeis quedar, muy tranquilos, con vuestros trajes de mierda y vuestra altanería que os hace creeros mejores que el resto. Yo me seguiré yendo al Ponte Vecchio a escuchar a los dos guitarristas, a la Piazza della Repubblica a ver al trío de cuerda o a Piazza Pitti con una Birra Moretti. Total, Florencia tiene sitio pa to.

Realmente, lo que más me cabrea es que hayan hecho que me cabreé con algo de Florencia.

domingo, 17 de junio de 2012

El crimen de Olot (Parte II)

Después del tema de que en Sarria no hubiera agua y de que temiera por mi vida, la reacción de Adri fue totalmente inesperada, se lo tomo a cachondeo y empezó a cantar "Qué bonita es Sarria por la tarde, cuando el sol está que arde, que parece una sartén".

Sarria es un pueblo hacia arriba, y el albergue estaba arriba del todo, no exagero, lo último que había en el pueblo. Si vais a Sarria y subís hasta la parte más alta os encontrareis con el albergue Don Álvaro. Allí, después de intentar regatear el precio con el tema de que no había agua, nos aseguraron que nos lo compensarían de alguna forma, y de qué forma!
En su web, la descripción del salón es la siguiente: Noches para el recuerdo... guitarra, licores de nuestra tierra, anécdotas, conversaciones de todo tipo, chistes, canciones, todos los días al amor de la lumbre... algo que perseverará en tu memoria.
No se equivocó con nosotros. Entre el orujo, las hierbas, la guitarra, el orujo, el orujo y una máscara de Venom, estuvimos cantando hasta altas horas de la madrugada Amor de Tuenti, el Waka Waka versión 'porque esto es Sarria' y se compuso una canción titulada "Don Álvaro". 
Además, allí coincidimos con 'los Vinagre' y con la familia del 'güenagente'. Los primeros dieron un por culo increible con el vinagre de Módena (y pensaban que su mote venía de ahí), mientras que los otros eran una familia de Sevilla formada por padre, madre, hijo, hija y niño serbio. El 'güenagente' recibe su mote de que siempre iba sonriendo y de que era mu güenagente el hombre. Llegó a ser definido por Paco como "el típico hombre rico que vive bien pero que le gusta ayudar a los demás con to lo que tiene, así que acogen a este chiquillo". Un Bruce Wayne de Sevilla. Y teníamos la teoría de que la niña estaba loca por pillar a cualquiera de los tíos del grupo.
Por cierto que fue en este albergue la única vez que he visto que a una persona se le ha grabao en el tobillo la marca de los calcetines. Adri llevaba la palabra KALENJI en su tobillo izquierdo, una barbaridá.

El amanecer siguiente nos llevaba hasta Portomarín. Relativamente cerca, allí nos reencontramos con todos los que habíamos ido conociendo: el tortuga, mi hermano mayor o mi yo del futuro, los ecuatocianos, los 'güenajente' (que el niño se les perdió por un breve intervalo de tiempo), etc.
En Portomarín, que es básicamente una calle con bares, decidimos ir a hacer una Queimada con el resto de peregrinos. 
Ser un friki y tener amigos cargantes nunca ha sido una buena mezcla. Yo cumplo esas dos premisas y no les faltó tiempo a ninguno de ellos para acordarse (y contarle al resto de los presentes) que en el bus hacia Ponferrada les conté que me sabía (y me se) el Conxuro da Queimada.
Si mala es la carga de mis amigos, peor fue la de la vieja, Morla, que con to la confianza de la vida, coreaba mi nombre para que fuese yo quien hiciese el Conxuro. No hubo manera de esquivarlo y al final, sometido a la presión popular, tuve que hacerlo. Me salió to bien.
El camarero, que nos vió pinta de sinvergüenzas, no hacía más que poner música de la que nos gusta. Lo que llevó a que apareciese el Tortuga ataviado como Jesucristo (aureola incluida), que se grabase un documental de cómo el prototipo de italiano mete cuello, o que Morla (la vieja) tuviera más ganas de juerga (y de alcohol) que cualquiera de nosotros.

El día siguiente se presentaba duro para Ramón y para mí, porque el resto se hicieron 80 km en bus. Teníamos que pasar por Palas de Rei para finalmente llegar a Melide. 
En ese trayecto descubrí que Ramón no estaba haciendo el Camino de Santiago, sino la Carrera de Santiago, no quería hablar con nadie solo porque le harían disminuir el ritmo.
Con esto de cambiar las etapas un día antes nunca nos enterábamos bien del cuál era nuestro destino, tanto es así que ambos llegamos a preguntar por Prado del Rey.
Fuimos a entrar en una iglesia para que nos sellaran y, al ver que todos los peregrinos que estaban allí estaban rezando, nos sentamos en un banco y estuvimos callaos un rato para no desentonar (y porque el que ponía los sellos estaba mirando). No se cuánto tiempo estuvimos, pero a mi me pareció una barbaridad.
Casi nos dimos por perdidos cuando vimos que tras el cartel de Benvindos a Melide lo único que había era un polígono industrial que, al menos, tenía una fuente, aunque al final llegamos al Melide auténtico.
Habíamos quedado en que, cuando nos reencontraramos todos en Melide, no podíamos decir nada del bus de los demás para que no les dijeran nada en el albergue. El saludo de Ramón fue "hombre! qué tal? mu cansaos del viaje en autobús o qué?". Ahí está el tío.
De ese día no recuerdo mucho más, porque fue una siesta de tres a nueve y pico.

Nos quedaban dos jornadas para llegar a Santiago, y las ampollas iban haciendo acto de presencia. En mi caso, tenía una en cada talón del tamaño de cada talón, una en cada dedo del pié y algunas entre algunos dedos de los piés.

Al día siguiente, en Arzua, dado que el compeed molestaba más que ayudaba, decidí quitármelo y, al llevar pegamento, tuve que hacerlo con una navaja, poco a poco. Un auténtico asco. Para reponer cuerpo y mente, decidimos ir a tomarnos algo al bar de enfrente del albergue, donde conocimos a Andoni.
Para hablaros de Andoni haré un interludio antes de continuar con la tercera y última parte. Porque Andoni lo merece.

Hasta la próxima.

sábado, 16 de junio de 2012

El crimen de Olot (parte I)

Hace poco he estado en Cádiz y, al pasar por delante de la nevera, tuve ganas de dos cosas: primero, de comer mortadela y, segundo, de hacer el Camino de Santiago (por un imán que tengo de Santiago de Compostela).
Creo que de todos los que lo hicimos el año pasado, solo repetiríamos dos, y de cabeza, mientras que el resto nos llamarían locos (más aun). Lo que no cabe duda es que fue uno de los viajes más divertidos/accidentados/raros de mi vida. Supongo que eso lo hace irrepetible.

Y fue raro porque, básicamente, lo organizamos en un fin de semana y, el lunes siguiente, nos estábamos montando en un bus rumbo a Ponferrada. Así cómo iba a salir según lo planeado.

Prometo que todo lo que cuento a continuación es verdad.

En el bus empezamos con el cachondeo de que Lolo iba a escribir una novela llamada "El crimen de Olot" con las cosas que fueran pasando en el viaje. Así que, para tener buen material para escribir, la historia empezó con un marroquí que le apestaban tela los pies buscado por la Guardia Civil porque llevaba una faja con droga. El chaval escapó en Zafra, en una parada que hicimos, y, aunque nos dio un poco de pena, menos mal que no volvió al bus, porque os juro que no he olido nunca una peste a pié como esa. Y he sido scout!

Ya teníamos una persona escapada de la justicia, ahora empezarían los asesinatos. La primera baja se produjo el primer día (lo cual nos hizo pensar que solo llegaría una persona a Santiago, y viendo como se desarrollaba el peregrinaje no hubiera sido extraño) y, para que no hubiera pruebas, se jodió la única cámara que llevamos. Únicamente pudo hacer fotos el primer día, como la que encabeza esto: un graffiti exáctamente igual que la cara de Adri. Los misterios no cesaban.

Ele, la lesionada, se tuvo que volver pa Cádiz y Adri, su hermano, y yo la acompañamos hasta la estación de Ponferrada. De nada había servido la imposición de manos de un curandero del albergue de Villafranca del Bierzo. 
Una vez que la mandamos pa Cádiz, nos encontrábamos con que teníamos que llegar a O Cebreiro. Después del viaje me enteré que yo acompañaba a Adri por -y cito textualmente- "ser el único que habría sabido sobrevivir en el bosque". Tanto fue así que tuvimos que pasar esa noche fuera del albergue porque la siesa de la Xunta nos dijo que habíamos ido en coche.

La siguiente etapa hasta Triacastela trascurrió sin demasiados sustos, a excepción de la lluvia que prácticamente desde entonces no nos dejaría en paz, y a excepción de las lesiones de Paco en el tobillo, Adri en la rodilla y la cadera, María en la rodilla y Lolo en los talones.

La etapa grande fue la del día siguiente, desde Triacastela hasta Sarria pasando por Samos. Para que os hagais una ide de lo que fue, la etapa se titula (si, titulábamos las etapas) Samos la mierda.
Empezábamos con María mala yendo en bus hasta Samos acompañada por Paco y con Lolo con dos rozaduras como dos cabezas de enanos en cada uno de sus talones, por lo que tuvo que ir en chanclas (lo que a posteriori nos daría un mote a todo el grupo).
Lo primero de esa etapa fue que Lolo, con los piés descalzos pisó una mierda enorme, tuvo que meterse en un río para que se le pudiera limpiar la herida, cruzó una zona de bosque con los piés mojados que hizo que el polvo se le pegase en las heridas, tras volvérselo a desinfectar se tuvo que poner calcetines con las chanclas... y por fin llegamos a Samos, que aunque era muy bonito, no es divertido que te llueva.
Cuando escampó (tanto que al final hacía tela de calor) tiramos pa Sarria. Parecía sencillo: 4 kilómetros y llegamos. 
Cuando nos detuvimos frente a una bifurcación que indicaba que por ambos caminos se llegaba a Sarria decidimos tomar el que nombraba menos pueblos para llegar antes. Adri aún está maldiciendo esa decisión (que encima fue suya) porque lo que no sabíamos que, aun siendo solo tres pueblos, estaban alejadísimos entre ellos y que, encima, íbamos a hacer 4 kilómetros más, con cuestas, sin ver un solo pueblo, y con calor. Un numerito.
Por si esto no fuera poco, cuando ya no podíamos más, llegamos a un pueblo que nos recibía con una montaña de estiércol tan alta como cualquiera de nosotros y cuyas calles estaban asfaltadas con el mismo material. Al grito de "Bienvenidos a PUEBLO MIEEEERDAAAA" proferido por Ramón hicimos nuestra entrada triunfal, donde descubrimos que habíamos tomado el camino de los tontos (porque encima era el más feo) pero que, al menos, ya estábamos cerca de Sarria.
Cuando ya veíamos la ciudad y a los peregrinos que no habíamos visto tras nuestra estupenda elección, recibo una llamada de Paco, que ya estaba en Sarria, diciéndome que si podíamos buscásemos un albergue antes de llegar, que en toda Sarria no había agua y no sabían cuando iba a volver.
Al contárselo al resto tuve miedo de que Adri o Lolo (o los dos) se volviese loco y me soltara un palazo en la cara, de verdad que tuve miedo.

Lo que pasó después y los días posteriores, lo cuento en la próxima parte.

martes, 5 de junio de 2012

Summer Style

En directo desde Cádiz para el mundo, hola gente! 
No soy de los que escriben cosas justo cuando le pasan, pero estoy viendo que esto se me va a olvidar.

Todo empieza cuando, al llegar a Cádiz para pasar unos días, observo con gran decepción que el nublao era dueño y señor del cielo de esta ciudad, lo cual truncaba mis ganas de playa. 
Hoy, por fin, el azul y una gran bola de gas incadescente se obrevaban con nitidez mirando hacia arriba, así que pa la playa se fue el tío, que además había quedado con Lolo y Almu.

Como soy un tío para algunas cosas precavido y no soy de esos que les obsesiona ponerse moreno, mi madre me puso crema, cogí la camiseta del Nottingham Forest, las chanclas, las llaves y pa la playa.

Mientras esperaba sentao en el poyete del paseo marítimo me doy cuenta de que, del sudor que desprendía mi mano, se me habían quedao pegao los trocitos microscópicos brillantes que tiene esa piedra. Las dos manos con puntitos brillantes y sudadas, estupendo. Y estos dos que no llegaban.

Después de veinte minutos esperando me bajé y, estando sentado en la arena, me doy cuenta de que también tengo los brillitos del poyete en el hombro. Pero, un momento! en el hombro, en el bíceps, en el antebrazo, pecho, barriga... todo el cuerpo brillante!

Tiré pal agua pero no, no se iba, así que solo pude pensar en una cosa water resist que no era mi reloj. La crema. La crema es de mi hermana y me la puso mi madre que, según ella, no sabía que tenía purpurina. 
Se ve que como me perdí los carnavales, me ha querío poner como un comparsista chungo de los que se maquillan entero y van de fantasía.

Ahora me brilla todo el torso y, para colmo, me entero de que no encontré a Almu y a Lolo porque la muchacha se pensaba que era broma que yo estuviese en Cádiz... 

Pero he ido a la playa!