miércoles, 4 de marzo de 2015

El Messenger te permitía conocer gente

La última vez que usé el messenger yo estaba de erasmus y abrir el programa era como pasearse por la zona franca un 1 de enero: no había nadie. Yo me conectaba porque mi madre lo seguía usando y porque no me gustaba usar el chat de facebook, pero a parte de nosotros solo estaba mi amigo Juan Carlos.

Sin embargo, a pesar de que la gente lo olvidó rápidamente con la aparición de facebook, el messenger nos había permitido conocer a la gente. No me refiero a conocerla como ahora, que agregas a la persona en cuestión y ves de ella lo que quiera mostrarle al mundo, sino que la conocías de verdad, a fondo, porque el subconsciente traicionaba y te quitaba la máscara ante el mundo.
Con el facebook se puede elegir una foto interesante para el perfil, compartir citas del pesao de Paulo Coelho y poner que el libro estaba mejor que la peli, dando a entender que eres una persona que vale la pena.

En cambio el messenger desnudaba el alma y nos enseñaba que había dos tipos de personas: las permisibles y las desesperantes. 

Las permisibles podían escribir unos nicks muy profundos, aprovechar el subnick al máximo, meter colores e iconos en ambos... vamos, que aquello parecería el real de la feria, pero al fin y al cabo se podía mantener una conversación con ellas una vez que te acostumbrabas.

Las desesperantes no es que pudieran hacer lo anteriormente nombrado, sino que a la fuerza lo hacían (cosa que ya hemos dicho que no tiene por qué ser mala). Pero lo que no era en absoluto de recibo era que creaban códigos aleatorios para los iconos externos, de manera que donde querían poner "He aprobado selectividad y voy a la universidad" se leía "Equisdé a-helado-do mandodelaplay-idad y muñecoandante a clavedesol unicornio-ojo-sidad". 
Esa gente, como recordaréis, tenía la necesidad de iconos inútiles como una bolsa de papel o introducían imágenes grandes que luego no se distinguían.

Las personas desesperantes mostraban que eran la basura del messenger, por eso agradezco que el Whatsapp no permita iconos añadidos por el usuario, porque lo que faltaba era sumarle a la gente que no sabe manejar el autocorrector, a la que escribe con los codos y a quienes no usan los signos de puntuación una serie de iconos puestos en mitad de una palabra de manera aleatoria. 
Eso si, no se por qué no hay todavía un culo y un corte de mangas.

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