miércoles, 23 de febrero de 2011

Están todos vendidos



Un monumento en cada parte del mundo a estos señores, si no es mucha molestia.

jueves, 17 de febrero de 2011

El rey del mambo

Hoy... (un, dos tres) Hoy. Hoy. Hoy. Hoyyyyyyy, vuelvo a escribir. ¿que tal?
Yo estoy muy bien, aunque no os interese saberlo, he aprobado los cuatro exámenes que he hecho y ahora me encentro recordando los primeros exámenes, que no se llamaban exámenes, sino controles y, que yo recuerde, solo había de cono, mates, lengua e inglés. Que guay tío...

La cosa es que, recordando esa época de 1º y 2º de primaria, he recordao también cómo éramos en la clase, y, como todo, era mucho más guay que ahora.
En la clase existía la propia jerarquía entre los niños, y digo entre los niños porque en esa época las niñas eran el enemigo (salvo para mí, que desde chico he sido un Don Juán) y no teníamos ni idea de cual era su modus operandi migueles y su estructura interna (a nivel grupal, no en plan huesos, músculos y demás).

Para ser el rey de la clase, había varios elementos a tener en cuenta.
El primero, los plastidecor eran algo que todos tenían pero... todos tenían los mismos? ahí es donde se encuentra el meollo del asunto. Para ser superior al resto eran necesarios tres colores. El primero era el blanco, que no servía para nada, pero molaba tenerlo, y la gente sabía quienes eran los pocos que lo tenían.
El segundo color era el "colooro", así, todo junto, que servía para colorear tanto el tejado de una casa como el sol, pero a la hora de colorear monedas se usaba el amarillo, porque el colooro no era igual.
Por último, el color estrella, y este era raro que lo tuviese más de una persona en la clase, era el color caca. La verdad, no recuerdo el color de mis heces con 6, 7 u 8 años, pero de ese color no eran seguro. Nadie tiene nada en su casa de ese color, pero todos saben a cual me refiero.

Otro aspecto era el del calzado. Todo el mundo tenía unos tenis Taicor, que eran los Kipsta de la época, así en plan blanco con algunas cositas azules. Pero, al igual que con los colores, encontramos diferencias entre estos.
En primer lugar estaban los que tenían cámara de aire o luces rojas en el talón. Y ya si se mezclaban los dos elementos en el mismo zapato eso era para admirar a su portador durante varias semanas.
Pero había algo que superaba a los Taicor con cámara de aire y luz: unos Skater.
Los Skater eran tenis de furbito, pero molaban mucho más que cualquier otro tenis porque podían ser de colores (yo tuve unos amarillos, guapísimos).

Pero, fuera como fuese, el que llevaba un balón al recreo no era rey, era un héroe, un semi-dios.

PD: No busqueis en Google imágenes "rey del rambo", por favor

miércoles, 2 de febrero de 2011

Esos locos viejitos

Hola mi joven padawan.
Tal y como dijo el Selu en el popurrí de los enteraos, el otro día iba yo por una obra y vi a un chavalín haciendo un zocalillo. Bueno, ciertamente iba por San Antonio (la plaza gaditana, no la ciudad estadounidense) y no había ningún zocalillo, era una obra sin comenzar.

La cosa, que me di cuenta de la existencia de la obra no por los albañiles, que no eran más de seis y trabajando solo había dos; tampoco por el ruido porque, como ya he dicho, no había empezado; las vallas amarillas típicas de todas las obras tampoco fue lo que me llamó la atención, es más, ni había vallas.
Lo que verdaderamente me hizo fijarme en que había una obra fue en la afluencia de viejos mirando a los currantes.

Con esto me surgió una duda, ¿cómo saben que hay una obra si ni siquiera han empezado a vallar el territorio?
Veamos, si no es por la aglomeración anciana no hubiera visto yo la obra. Además, por lo general los viejos (y casi todo el mundo) ven peor que yo.
Tras mucho pensarlo y ver que no es de esas obras que el ayuntamiento de Cádiz (Si) anuncia a bombo y platillo con carteles enormes y anuncios de Onda Cádiz entre Carpe Diem (tu formación es tu futuro) y el Piquislabis (os esperamos!) la fecha de inicio, llegué a la conclusión de que los viejos de las obras no van por voluntad propia, sino que la propia empresa responsable de la obra los lleva. (Además, que mirar una obra es un coñazo)

Y para qué? ay! (del chiquirritín) querido lector, es muy simple, pero no importa, yo lo explico. Teniendo a estos profesionales del despotriqueo, porque eso sí, son profesionales con contrato y todo, no creais que van de gratis. A lo que iba, que trabajar de sol a sol escuchando constántemente que no sabes hacer tu trabajo y que hay formas más fáciles y efectivas de hacerlo es insoportable, y además deja unas secuelas psicológicas que a cualquiera le generarían una baja por depresión de caballo.
Pero los albañiles de Cádiz siguen currando, que misterioso. Ahí está el kit de la cuestión (este kit incluye dos interrogaciones y una tilde para la fórmula de la pregunta): esta gente siguen como si nada porque saben que todo es broma!!!
De esta forma dan una imagen de profesionalidad y de saber estar enorme. Y si alguna obra sale mal y tienen que levantar de nuevo la calle, cosa que en esta nuestra ciudad no suele ocurrir, pueden echarle la culpa a los viejos esos que les molestaban.

Si no lo creeis, id a una de estas obras y contradecid a uno de estos despotricadores, vereis que no sabe que contestaros.