miércoles, 11 de febrero de 2009

Barón Rojo en concierto


Ese concierto fue especial para nosotros (o al menos para mi). Íbamos a ver a Barón Rojo y además viajábamos para ello.
Hacía un par de semanas que Rocío, una amiga nuestra de Sevilla, nos había comprado las entradas y las tenía allí. Teníamos que quedar con ella para pagárselas y recogerlas y, de paso, que nos llevara a la sala.
Pero empecemos por el principio.
1. el brikindans.
El viaje fue mu normalito, escuchando precisamente Baron Rojo pa entrar en ambiente.
Al cabo de una hora y media (creo que no exacta) llegamos a Sevilla.

-Kike, llama a Rocío y queda con ella-
-Que dice que nos vemos en La Cartuja-
-Eso es donde la expo, ¿no?-

Y como no sabíamos llegar hicimos lo más normal del mundo, ponernos a darle vueltas a una rotonda.
Imaginaos la imagen de alguien que estuviese asomao a su ventana y seve dos coches dándole vueltas y vueltas a una rotonda.
Viendo que no venía nadie para decirnos por dónde se iba, acudimos al plan B:
Pararnos y preguntar.
Resultó ser más factible esa opción, que curioso.

Una vez dimos con Rocío, nos bajamos del coche para pagarle y decirnos que nos guiara.
La gente que pasaba por nuestro lado se nos quedaba mirando... No debe estar muy bien visto por Sevilla eso de ver gente pagando a una muchacha en un polígono industrial perdío de la mano de dios. Yo que se.
Seguidamente nos dijo que la siguieramos que sabía más o menos por donde era. Está claro que en concepto "más o menos" pa esta chiquilla es pa mi un claro "NO".
Después de un rato de conducción por más polígonos industriales se para y se baja pa preguntar.
Esto no pasaría de ser una simple adversidad del viaje si no fuera porque fue a preguntar a... Tachán tachán! UN CLUB DE STRIPTEASE!!! Siiiiiiii!!! No se si será porque los tios que estaba no se esperaban a una mujer por allí o que si se la esperaban no era precisamente con ropa, pero el caso es que la miraron con cara de extrañez.

Después de la risa que nos habíamos pegao y que ya al fin supieramos seguro donde era, llegamos a la Sala Q... el lugar más perdido de Sevilla.
El sitio se fue llenando de coches y acabamos en el de un tio que no conocíamos de na, viendo un concierto de Rata Blanca. Dicen que no aceptes caramelos de extraños, pero de coches nunca se ha hablado.

Ya en el concierto todo iba de lujo, hasta que de buenas a primeras, al lado nuestra, se forma una pelea de heavies.
Si no recuerdo mal era porque un nota subía su chaqueta de cuero y los de detrás no veían.
Pim, pam, pum! toma! puf! patás, piñas, empujones... y to esto solo entre 2 notas.
Mortal la que se lió, y va Curro (que por entonces no era tan grande) e intenta aguantar a uno (o puede que solo quisiera manosearlo).

Una vez acabao el concierto vamos de vuelta a casa y, después de un rato de seguir la carretera y no ver ninguna indicación, le preguntamos a uno de una gasolinera si íbamos bien.
Pues si, bien, bien perdíos que íbamos. Nos estábamos dirigiendo a Córdoba!!!

Finalmente optamos por ir a Cadi y llegamos sin problema, aunque con algo de retraso.
Que sueño, joe!

A to esto, ese día perdió el Cadi que jugaba fuera.

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