jueves, 18 de diciembre de 2014

Zeus est machina

Hoy me he dado cuenta de que, por mucho que a la gente que hemos estudiado Historia nos guste recalcar eso de que lo que importa no es conocer el hecho a la perfección sino saber qué hay detrás de él, al final siempre acabamos cayendo en saber el dato y pasando del resto.

De esto me he dado cuenta al recordar las asignaturas de secundaria y bachillerato que tenían algo que ver con la Historia. Una de ellas era cultura clásica que mezclaba un poco de historia, de filosofía, de religiones, de latín y griego y demás en una sola asignatura. La verdad es que se me daba bastante bien y la parte de mitología era mi favorita.
En la carrera nos han repetido que cada uno de los mitos de cada una de las religiones del mundo esconde detrás la realidad en la que vivía la sociedad de la época y que es ese el aspecto del mito que más debería interesarnos, pues hasta hoy no me he dado cuenta de que los siguientes mitos, todos muy importantes, esconden detrás una gran sorpresa: 

Zeus, padre de todos, debía ser el dios más desagradable del universo porque, si no, no me explico que se tuviera que transformar en animales para acostarse con humanos. Es decir, ¿hasta que punto daría asco Zeus para que una mujer prefiriese quedarse embarazada de un toro? Se transformó en toro, en cisne, en águila, en nube, en lluvia dorada... bueno, esto hay gente que aun hoy en día le gusta, herencia cultural imagino.
Pero más allá de la posibilidad de que Zeus fuera un dios feo me surge otra hipótesis: Zeus, que era padre de todos, dios todopoderoso y demás, con una simple mirada desde el Olimpo podía hacer un estudio de población y conocer los gustos de la gente. Esto quiere decir que a la mayoría de la gente le iba el rollito con animales porque es demasiada casualidad que a Zeus solo le gustase la gente de gustos rarunos, ¿no?

En conclusión, la Antigua Grecia era una sociedad de degenerados, no como en otras sociedades más civilizadas donde, si acaso, el hijo de un dios nacía por la mediación de una paloma.

jueves, 11 de diciembre de 2014

La habitación 237

Imaginaos una casa no muy grande con solo cuatro habitaciones: la primera y más grande sirve al mismo tiempo de recibidor, de salón, de cocina y de comedor, todo esto sin ventanas; otras dos son habitaciones bastante grandes, llena de luz dado que toda la pared lateral es una cristalera, con un armario grande, un escritorio bastante apañao y mucho espacio; por último, la que queda es el cuarto baño con una ducha con tendencia al atasco y cuya agua caliente salía cada hora, un lavabo con un zombie en su interior (como se puede ver en la foto con algo de imaginación), una lavadora que no quería funcionar al principio, un calentador que perdía agua y un váter que también nos dio algún que otro susto. ¿Cuál de estas habitaciones eligiríais?

Yo al principio habría dicho el salón, pero resulta que hablamos de mi casa de Florencia y diría el salón en un principio porque ahí se daban las situaciones extrañas con Mario el fontanero, venía el tontaina a ver qué tal iba todo, había nutelladas con Lady Oscar en la tele y festivales de eurovisión tan interesantes y disputados como la final olímpica de tiro con arco, pero, con el paso del tiempo y las situaciones, me di cuenta de que la mejor habitación era el cuarto de baño.

La historia con el cuarto baño, a toro pasado, es bastante divertida. Lo primero que descubrimos era que la lavadora no centrifugaba y que dejaba chorreando todo, por lo que sacábamos la ropa directa para escurrirla en el lavabo y tenderla durante un ratazo. Un ratazo muy gordo porque vivir al lado de un río no ayuda mucho a secar nada. 
También vimos cómo la ducha era proclive al atasco porque, al parecer, las tuberías eran muy muy antiguas, con lo cual se quedaban con toda la porquería y no permitían los productos químicos porque podrían romperse, así que un día decidí meterme con el desatascador y casi vomito porque salió un montón de agua estancada y, para colmo, se quedaba en la ducha sin irse. Un numerito. Ducharse era otra aventura porque el agua caliente llegaba siempre que la aguja del calentador se encontrase en el número 3 y, mientras se duchaba uno, iba bajando y tardaba en volver a calentarse y llegar al 3. La ola de frío del invierno de 2011 no ayudaba a que la aguja se moviera más rápido, por eso los días que yo tenía partido era una alegría porque yo me duchaba en los vestuarios y me quedaba un rato más debajo del agua pensando "pa el día que no pueda".
El WC también quiso jugárnosla atascándose el mismo día que teníamos visita de 3 personas. Coincidió que se fueron a Lucca durante todo el día y pude improvisar un desatascador de váter en plan bricomanía con una percha metálica que sacrifiqué y con la fregona. Me tuve que poner un pañuelo -ejem, toalla- en la cabeza para que no se me metieran los pelos en el váter, remangarme mucho las mangas, ponerme los guantes e ir con la fregona y la percha a todos lados. Esta era mi jechura:


Entonces, ¿por qué era mi favorita? pues porque tenía un calienta-toallas que, cuando hizo mucho frío, llegué a abrazarlo y que te dejaba las toallas que daba gusto para secarse y porque, a pesar de todo, la taza del váter nunca estaba fría, algo que echo de menos cada invierno desde aquel año. 
Mi manchi troppo, mio WC :(

PD: Si me acuerdo, algún día contaré el numerito del último día con la revisión de la casa en la que el cuarto de baño también tenía protagonismo.

martes, 2 de diciembre de 2014

Mi pare el camionero

Esto que voy a escribir, al contrario de lo que pueda parecer, no va sobre mi padre, sino sobre un amigo mío, Adri, y la forma que tiene su cerebro de ampliar la información que recibe utilizando únicamente la imaginación y aplicando ciertas conexiones que él debe considerar lógicas.

Todo esto comenzó cuando fuimos a Granada a un concierto de Extremoduro y, para ahorrarnos el autobús de ida, mi padre nos llevó en coche. La madre de Adri se quedó bastante tranquila al saber esto porque la información que ella tenía era que mi padre era camionero y que la ruta Cádiz-Barcelona se la había hecho muchas veces del tirón. ¿Cómo llegó esta información hasta sus oídos? fácil, Adri había interpretado lo que le dije un día el verano anterior en el que, hablando de viajes, comenté que mi padre había conducido desde Tarragona hasta Cádiz sin apenas parar, saliendo temprano por la mañana y llegando a Cádiz por la noche. Esa fue la frase, más o menos, que resumía la vuelta de un viaje que hicimos en familia en 2007 y dentro de un coche. 
Adri se imaginó que una persona que viaja de Barcelona (que era Tarragona) hasta Cádiz durante un día tenía que ser camionero y, además, experimentado. Quienes conoceis a mi padre sabeis que es imposible que sea camionero, para quiene no lo conoceis, os lo digo yo, es imposible que sea camionero: no tiene físico de camionero, no tiene humor de camionero, no tiene voz de camionero y no tiene camión de camionero. Adri no se enteró de que mi padre era administrativo hasta varios meses después, en verano creo recordar, cuando estábamos hablando del viaje a Granada.

El caso es que, el otro día, comprobé de nuevo la asociación de ideas de este chiquillo porque, hablando con su hermana del Pequeño Nicolás, él quería hacerle entender que no era tan complicado colarse en los sitios en los que se ha colado si se tenía muy poca vergüenza y la labia suficiente para hacer creible su historia. Para ejemplificar esto puso el ejemplo de cómo un amigo nuestro había ido a la boda de mi hermana colao, aunque hay una diferencia, ese amigo nuestro es también amigo de mi hermana e iba invitadísimo. Él supuso que, como nuestro amigo tiene muy poca no tiene vergüenza, se habría colado allí bien vestido y palante, simplemente porque desconocía que fuera amigo de mi hermana.

Pues bien, aún con esta forma de asociar ideas de forma errónea, es de los más normalitos de la pandilla.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

La venganza de Da Vinci

Como la mayoría de la gente sabe, Donatello, Michelangelo y el resto de artistas que dieron nombre a las Tortugas Ninja fueron unos genios. Pero, si hay alguno entre ellos que destaca por encima de los demás es sin duda alguna Leonardo.

La figura de Da Vinci volvió hace unos años a escena con el boom del libro de Dan Brown cuyo argumento discurría a partir de unos teóricos mensajes sectarios que el artista toscano reflejó en sus cuadros. Bien, pues esto es un mojón comparado con las conclusiones a las que he llegado tras analizar su obra.

Si algo une a todos los genios es que tienen un punto extra de creatividad que el resto de sus contemporáneos y, además, que también tienen un punto de excentricidad por encima de la media. En este caso es de sobra conocido que Leonardo Da Vinci recibía encargos, hacía lo que le salía del mismísimo caparazón, no entregaba los encargos pensando que no sabrían valorar su arte y se tenía que largar. Así una y otra vez.
Teniendo esto en cuenta y que la mayoría de los genios disfrutan demostrando la inferioridad intelectual del resto, he llegado a la conclusión de que Da Vinci ideó un plan para matar a las personas más imbéciles de la tierra pero que se creen genios. Lo mejor de esto es que su plan se seguiría ejecutando incluso después de que él hubiera muerto porque, para demostrar la imbecilidad y la incomprensión de sus creaciones, algunos prototipos que creó serían claramente erróneos.

A esta conclusión he llegado al ver que, en en 1912, Franz Reichelt, un sastre austríaco, inventó un abrigo-paracaídas a través de los diseños de Leonardo y, no contento con eso, lo probó por primera vez de manera pública tirándose desde la Torre Eiffel mientras era grabado, como se puede ver en este video.



Si lo habeis visto ya imagino que os surgirán las mismas dudas que a mi:
1. ¿De verdad no se da cuenta de que ese abrigo pesa tela y no va a funcionar?
2. ¿Conoce el efecto de la fuerza de gravedad?
3. La gente que ve cómo se da la ostia, ¿realmente se sorprenden?

Esto demuestra que el muy imbécil también tenía seguidores muy imbéciles y que Leonardo descansará en su tumba tranquilo ya que su maquiavélico plan llegó a surtir efecto.

lunes, 17 de noviembre de 2014

¡Antonio!

Antonio se ha hecho famosísimo en pocos días. Ya sea por el anuncio original o por las parodias que se han hecho desde el día del estreno, todo el mundo conoce a Antonio. Bueno, sobre todo por las parodias porque tengo que reconocer que yo no me acordaría del nombre de Antonio de haberlo visto solo una vez.

Lo que me ha sorprendido es la cantidad de gente que se ha encargado de perder su tiempo en hacernos felices a los demás con pamplinas como las que decoran esta entrada. Y me ha sorprendido porque pensaba que yo era la única persona en haber pensado un anuncio alternativo. De hecho, ahora que lo pienso, no es raro. El final del anuncio se veía venir desde antes de que lo echaran, por eso no entiendo la gente que ha llorado (recalco lo de que hay gente que ha llorado, moñas) al ver el desenlace.

La cosa es que cuando el nota va caminando solo por la calle rollo Rick Grimes en The Walking Dead, pero en Ponferrada en vez de en Atlanta, me imaginé que, con el cabreo, habría cogido una escopeta del paragüero y la llevaría escondida entre la chaqueta y el pantalón. Se pararía en la puerta del bar para recapacitar pero, en ese momento, vería a la gente haciendo una conga y cantando la obviedad de "nos ha tocado el gordo". Obviamente esto no le sienta bien y, tras entrar dando un portazo, se lía a tiros con todos los del bar. Pum, pum! uno menos. Y Antonio diciéndole "que no hombre, por dios, que tenía uno parPUM!".

Cuando ya no queda nadie aparentemente vivo (siempre está el extra que respira estando muerto y en el que todos nos fijamos) ve el sobre con su nombre y lo abre, viendo que Antonio le había guardado un número premiado. Y ahí es cuando dice "dio su p*ta madre... ¡Antonio!"

El anuncio acabaría con la policía, un montón de forenses y demás y una voz en off diciendo "el 22, cuidado con lo que haces, que puede darse el milagro". Y luego saldría el aviso azul de los anuncios de las medicinas diciendo que, si eres el que este año no ha comprado, que no lo digas por la tele, que eso es de imbéciles.

sábado, 8 de noviembre de 2014

Hay que sacarse el B1 de internet

Hay gente que se encuentra en situaciones para las que no está preparada. No es algo malo, de hecho es bastante común. Es como esa persona que va a ver Batman sin conocer demasiado de la historia y que, al ver que te sale una sonrisa de emoción cuando aparece Harvey Dent en pantalla, no entiende la situación porque lo único que sabe es que hay un malo que se llama Dos Caras, pero nada más. Como este hay más ejemplos: gente que no ha jugado al baloncesto en su vida y pisa fuera del campo para que la pelota no salga, gente que no tiene mucha idea de política y piensan que el Che Guevara jugó en el Cádiz (verídico), etc.

Pero hay un grupo de personas que me llaman muchísimo la atención y que me parecen dignos de estudio: la gente que no sabe usar internet. Y no me refiero a la gente que no sabe buscar drivers, desconoce las cookies o incluso pincha en los banners parpadeantes de "visitante 99.999!!!". No, me refiero a la gente que no pilla del todo la función que la gente desempeña en internet o el uso que hacen de este, que principalmente se resume en la palabra "pamplinas".

Somos muchos los que, de tanto usarlo, ya nos hemos pasado internet y sabemos los trucos, pero hay gente que no y que, precisamente por ello, se ve metida en unos líos que no logran comprender. Es posible que haya gente que ha empezado en internet hace relativamente poco y que, por lo tanto, no entienda que una noticia de El Mundo Today que afirma que WhatsApp añadirá un tercer tick azul para asegurar que el receptor ha entendido el mensaje es broma y pregunte si tiene que actualizar la aplicación para que le salga. O que reenvíe precisamente por WhatsApp una cadena para que un icono azul se le ponga verde y no le cobren 37 centavos por cada mensaje que envíe (la de idioteces que nos ahorraríamos así).

Pero es que hay gente que lleva mucho tiempo usando internet, facebook, twitter, instagram*, y demás aplicaciones virtuales que aún se siguen creyendo cientos de noticias que son falsas claramente: que el Vaticano va a beatificar a Ana Mato por el milagro del ébola o que un obispo dice que el sexo oral no es pecado si se hace pensando en Jesús. Si, hay gente que no sabe diferenciar una noticia seria de una que, claramente, es coña. Lo peor es cuando esta gente son periodistas y lo publican en medios "serios". Y así la gente va por ahí compartiendo que hay un túnel que une Groenlandia con Siria, que los extraterrestres han saboteado a la NASA o que han operado a un vasco con anestesia.

Para evitar estas equivocaciones y meteduras de pata presento aquí una serie de puntos que pueden servir como guía en momentos de duda:
1. Si parece de cachondeo lo más probable es que sea de chachondeo.
2. Si parece de cachondeo pero viene de una fuente fiable, buscar en google.
3. Si aun así persiste la duda publicarlo en las redes acompañado de un "jajajaja, vaya tela".

De nada, ha sido un placer.

*Leyendo esto a lo Abraham Mateo es mucho más divertido, porque yo también os quiero tanto que... BUAH!

martes, 4 de noviembre de 2014

Cine de Barro (X)

An Alarmclock Orange (V.O. A Clockwork Orange)

En un futuro próximo la sociedad se encuentra vacía de valores y las bandas siembran el caos por las calles. En Cádiz, Alex y sus drugos se dedicarán día tras día a atormentar a la población despertándola al grito repetitivo y fuerte de "3 kilos de naranjas a un euro! uneurouneurouneurouneuro!!! dulce, dulce como el caramelo" y a huir de la policía que les busca por ello.

Año: desde 2013
Idioma: Calé
Duración: entre 10 y 20 minutos
Banda Sonora: Campanera (los gitanos con la cabra)