martes, 7 de febrero de 2012

Tú que quieres ser de mayor?


A los hijos de un vendedor: Bien ven-di-dos!
Imbecilidades aparte, qué típico es que de pequeños nos hagan esa pregunta, verdad? ¿Qué quieres ser de mayor? Y suele ser también bastante típico que los niños digan que quieren ser futbolistas o tener el mismo trabajo que su padre.

Yo me salgo de lo típico, la verdad, y lo de ser futbolista nunca entró en mis planes, incluso cuando me ofrecieron jugar en un equipo de portero.
El caso es que lo mío con los trabajos es similar a lo que me ocurre con los disfraces: en el plazo de 12 meses puedo cambiar de opinión unas siete, prácticamente.
Sin embargo, recuerdo perfectamente tres trabajos que siempre tuve en mente y hasta recuerdo el porqué los elegí.

El primero era mecánico. Esto comenzó un día que en clase teníamos que representar con mímica el trabajo que queríamos tener de mayor. Me entró un miedo terrible porque yo no sabía que quería ser, así que, cuando me llegó el turno de salir a la pizarra, empecé a hacer cosas sin mucho sentido como agacharme, me tumbaba, me ponía de pie y miraba hacia arriba, y uno de mis compañeros gritó que yo quería ser mecánico. Con tal de quitarme del medio dije que había acertado.
La cosa es que después seguí pensando sobre la idea y, durante mucho tiempo, estuve firmemente convencido de que, si había hecho esos gestos tan obviamente mecánicos, sin duda el trabajo de mi vida era estar en un garage con un mono azul lleno de grasa y oliendo a gasolina.
Ese día Toni dijo que quería ser asesino a sueldo.

El siguiente, y creo que es el que más ha durado, es el de Guardia Forestal. No estoy muy seguro de cómo llegué a querer serlo. Puede que fuera por un set de juego de los Micro Machines que vi o porque en Doñana los había visto. O igual los vi en Doñana y después me compraron lo de los Micro Machines... no lo se, la verdad. Lo único que recuerdo es que me gustaban porque iban en Quads y creía que luchaban contra malvados señores que querían destruir a los linces. O algo de eso.

El último fue un alarde de ingenio en su máximo exponente, tanto es así que aun hoy me planteo que puede ser un auténtico pelotazo. Esto venía de que, con lo que me gusta a mi el Carnaval y con lo bien que se ve en el teatro Falla, tenía (y tengo) una envidia terrible por aquellas personas que tenían entradas para todos los días y que iban sin pagar. Hasta que me di cuenta de que los había más afortunados. Aquellas personas que van día a día, sin pagar y, encima, cobran.
Ahí estaba la clave, el trabajo de mi vida era ser tramoyista. Eso si, tenía muy claro que solo trabajaría de tramoyista en el falla y en el periodo que durase el COAC.

Y todo esto a que viene? a que estoy estudiando Arqueología y he recordado que, antes de empezar la carrera, era mi meta laboral. Luego descubrí que si las películas de Indiana Jones relataran la labor real de un arqueólogo iba a ir a verlas Rita la cantaora.

Pd: y la foto? pues porque a este le habrán hecho mil bromas del tipo "qué te quentin Tarantino?" pero diciendo algo así como "tú adebayor que quieres ser?".

1 comentario:

  1. Pero el primer trabajo que quisiste fue el de basurero, para poder ir montado en la parte de atrás del camión.
    muaaaaaaaaaaa

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