jueves, 3 de abril de 2014

El erasmus más tonto de la historia

Ya comenté una vez en este blog que soy imbécil. Sinceramente no es algo que me suponga ningún tipo de malestar, de hecho lo llevo bastante bien y me ha produce una realidad alternativa en mi mente de la cuál disfruto mucho.

Supongo que eso de la imbecilidad me lleva a vivir situaciones que no programo (de hecho suelo improvisar bastante mi día a día) y de las que me doy cuenta cuando hablo con gente que ha vivido alguna experiencia compartida conmigo que, en principio, debería ser similar pero dista bastante de lo que yo hice en su momento. Vamos, que estoy hablando del erasmus (como habrás comprobado si has leído el título y lo que aparece en la foto).

Según parece, el discurso oficial dice que quien se va de erasmus tiene que: 
1. Ir a muchas fiestas, de esas de discotecas enormes, o de pisos de estudiantes de gente que no conoce.
2. Alejarse de la gente del país receptor creando una macro-comunidad de erasmus.
3. No estudiar porque, de todos modos, se aprueba (aplicable principalmente al caso italiano, según parece).
Y como todo discurso oficial, quien no hace esto no ha disfrutado al 100% de su erasmus.

Yo, que soy un poco tonto, rompí sistemáticamente cada uno de los tres puntos. No fui a esas fiestas universitarias a las que, vaya casualidad, tampoco he ido en Cádiz. Yo elegí ir a conciertos tributo en el Hard Rock Café, a ver a los Banda Bassotti en una sala que aún no recuerdo cómo llegue porque decidí ir solo (alone y only) veinte minutos antes de que empezase el show, iba a bares a buscar cerveza barata y me tomaba algo en mitad de la calle si surgía. Fuí una vez a una discoteca, perdí un cubata, se perdió un amigo y se cayó otro.

Tampoco me alejé de la peña italiana. De hecho hice todo lo contrario. En poco tiempo era portero en una liga amateur de un equipo de gente que, casualidades de la vida, eran bastante afines a mí: el Atletico Cavedani. Tanto me junté con esta gente que fui a una festa de laurea (una fiesta de graduación) en Prato disfrazados de vaqueros, participé en un torneo de Dodgeball (el matar de to la vida), vi los Vengadores en italiano, me convertí en hincha de la Fiore y me guardaron un vaso con mi nombre, para cuando nos volvamos a ver.
En cambio yo les enseñé qué decir para meterse en broncas (tú qué miras, quillo?), que cuando saca un portero se le grita "cabrón" o "bien Kike, bien pisha!" y les di jamón y alguna camiseta del Cádiz.

Mi grupo hispano parlante se reucía a mi primo y mi novia, gran equipo de nutelladas a las que de vez en cuando se sumaba Ramón. Y los murcianos, como no. con Alex y Mario teníamos la capacidad de encontrarnos sin necesidad de quedar, y vaya si me gustaban esos encuentros.

Y si, tuve que estudiar, mucho. Y no solo eso, sino que tuve que cambiar Storia della Fotografia por otra asignatura porque el exámen era imposible y tuve que repetir el examen de Paleografia porque la primera convocatoria la suspendí. Si, en Italia. No se si será fruto de la imbecilidad o de los tópicos, pero se puede suspender en Italia. En Florencia, al menos. Para evitarlo me juntaba con alguna gente de mi clase, incluso iba a la biblioteca para que Elissa me explicase/descifrase sus apuntes.

Yo no se si la experiencia erasmus la hice mal, pero lo bien que me lo pasé, las locuras que hice (con complicidad de Tania en varias ocasiones, por cierto), los problemas que solucioné y la gente que conocí no las cambio por ninguna "erasmus party".
Hoy me tomo algo por la gente que hicimos el erasmus como quisimos y nos salió más que bien.

PD: Hoy mi prima chica está en Florencia y yo estoy en plan melancólico y no se si tendrá algo que ver, pero me he dado cuenta de que tengo mil historias fiorentinas que aun no os he contado. Ya caerán...

miércoles, 26 de marzo de 2014

Qué penica...

Hay situaciones que me dan to la pena del mundo. Y si, voy a hablar sobre ello. 
Para empezar, debemos reconocer que Cádiz no es una ciudad muy dada a los espectáculos musicales que se alejen del tema carnavalesco, flamenco o... no, no hay mucho más allá de flamenco o carnaval. A ver, son estilos musicales que me gustan bastante, pero luego, cuando uno quiere un poco de diversidad en algún concierto, tiene que llorar sangre y separar las aguas para encontrar algo.

Esto se convierte en un círculo vicioso porque, si desde el ayuntamiento solo se ofrece un tipo de música, la gente acaba acostumbrándose a ello, escuchando solo eso y, a la hora de un concierto de -por ejemplo- un grupo de Rock and Roll, no va ni el tato, así que los grupos prefieren no venir, y solo vienen artistas flamenco-poperos, y así hasta el fin de los días.

A pesar de ello hay gente a la que admiro muchísimo. Un grupo de irreductibles galos, una serie de valientes quen decide poner un bar, una sala de conciertos, un bar-sala de conciertos, etc. porque busca ofrecer conciertos de música alternativa, con sus propias manos. Esa gente está guay, pero para ídolos auténticos los grupos de chavales que deciden coger dos guitarras eléctricas, un bajo y una batería y se ponen a tocar música parecida a los Ramones con la intención de comerse el mundo.

Este post va dedicado a la gente que empieza en un grupo, que espera tocar delante de una multitud clamando por sus exitazos, que coree sus estribillos, que se pelee por una púa que tire el guitarra solista, que responda al unísono cuando cuando se le pregunta "Cómo estais, Cádiz?" y que responda con un "NOOOOOO" rotundo cuando se le diga que el concierto está terminando. 

Y va dedicado a esa gente porque, mientras esperan dar un concierto como el de la imagen con la que inicio esta entrada, llenando un bar grande con un equipo profesional, aquí en Cádiz, muchas veces, la situación acaba siendo similar a la imagen de aquí abajo.





Si, se que la entrada es flojilla, pero simplemente quería poner la imagen de Barney esperando a los RHCP.

Que salgan los Chilli! que salgan los Chilli!

miércoles, 26 de febrero de 2014

Paco de Lucía

No soy de escribir aquí sobre temas serios. No soy tampoco de hacer homenajes póstumos. De hecho me suelen molestar bastante porque siempre he pensado que el reconocimiento se le debe dar a una persona en vida para que pueda disfrutarlo. Sin embargo también entiendo que hay momentos como la muerte de un artista en el que se evalúa y se valora su obra. Hoy tengo que tragarme el orgullo.

Al despertar con la noticia no he reaccionado apenas, he leído el mensaje con normalidad y he pensado que era una lástima su muerte. Fin. Ha sido después, yendo a ensayar con el grupo, cuando he caído en la cuenta de la pérdida de Paco de Lucía.

No voy a hablar de la calidad musical de Paco de Lucía, eso lo conoce todo el mundo y quien no lo conozca solo tiene que buscar una canción suya. Lo que Paco de Lucía me dio es el paso de solo escuchar Rock y Heavy Metal a reconocer lo mucho que me gustaba el flamenco con 15 años aproximadamente.
Pensar en una canción de este hombre me trae a la mente esas tardes/noches de guitarra con Germán, Javi y Curro tratando interpretar a la perfección "Entre dos aguas"; la misma pieza que Javi, Paco, Tite y Ramón (Los Arqueás) tocaron en su graduación de bachillerato con un resultado más que positivo a pesar de las carencias que estos podían tener en ese momento (pocas, la verdad). Y es que eso es lo mejor de su música: quien se acerca a tocarla ya obtiene un buen resultado, quien no sabe de música se queda satisfecho, quien sabe de música se vuelve majareta al comprobar la dificultad y la maestría.

La imagen de Paco de Lucía me transporta a otro lugar en el tiempo, un momento en el que aún ni había nacido. A través de su foto en la guitarra de mi tío me encuentro en 1977, en una Andalucía que se levantaba, se unía y luchaba. El Flamenco era el grito de rebeldía en lugar de serlo de sumisión y Paco, Camarón, Carlos Cano y otros tantos lanzaban acordes, quejíos y bordoneos que reivindicaban lo nuestro. No estuve allí, pero como si estuviera.

Paco de Lucía era de nuestro pueblo. Paco de Lucía era del Pueblo, autodidacta salido de lo más bajo que a base de esfuerzo, constancia y una sensibilidad envidiables se convirtió en uno de los mejores guitarristas del mundo llegando a obtener el reconocimiento de colegas como Fito Cabrales, Keith Richards o Mark Knopfler.
Paco era de aquí y aquí lo teníamos olvidado. En Andalucía somos capaces de presumir más de Neymar que de Paco de Lucía. Ya no vale cambiarlo.

Afortunadamente, siempre me queda el recuerdo. Esas sencillisimas notas de bajo con las que comienza "Entre dos aguas" repiquetean en mi cabeza. Tan, tan, tan, tantantatán, tan, tan, tantantatán, tan, tan.

Gracias Maestro.

lunes, 24 de febrero de 2014

Grandes frases para la Historia

miércoles, 19 de febrero de 2014

El primo de Zumosol

Tengo que reconocer que a mi el primo de Zumosol no me gustó nunca. lo cierto es que no se si se debe a que lo veía un abusón o porque, al contrario que la mayoría de mi clase, yo no tenía un primo fuerte de gimnasio del que presumir.

Resulta que la estructura corporal de mi familia es la que comunmente se define como "el nota, ¿tú dónde metes to lo que comes?" porque el canijazo que tenemos está bastante acentuado aunque la mayoría seamos unos gordos psicológicos.
La cosa es que siempre hemos sido unos primos bastante heterogéneos en el sentido de que no éramos muy de destacar en los deportes, así que yo no podía presumir de mi primo el futbolista (mientras que mi compi de clase tenía a Arteaga como primo), ni del baloncestista, ni del gimnasta, ni nada. De hecho, como ya he dicho, éramos unos primos bastante similares, tanto físicamente como de gustos y costumbres, y esto daba lugar a que los que hacíamos deporte era en futbito en el colegio y poco más, (eso si, hemos tenido tradición de porteros dentro de esta escasa práctica deportiva).

Lo curioso es que fue con el paso de los años, cuando ya no nos hacía falta vacilar de primo o cuando nos habíamos acostumbrado a la situación de no tener un primo fuertote del que vacilar, que mi primo chico empezó a hacer deporte alejándose del fútbol y dándole por derecho al balonmano, y ahí se empezó a poner fuerte. Ya el proceso de zumosolización se completó en el momento en que empezó a jugar al rugby, donde compartimos vestuario junto con su hermano. Ya os he dicho que somos unos primos muy heterogéneos.

Por tanto, vereis que mi familia es un caso extraño en el que el primo de Zumosol es uno de los más chicos.
Y ya que estamos algunos dentro del mismo equipo, a la mayoría nos gusta tocar algún instrumento, nos van las mismas chorradas, etc. el susodicho primo ha decidido hacerse un blog, como muchos de nosotros, y ha empezado a escribir sus cosillas hace poco, así que ya estais visitándolo.

Entrad en:

PD: Si, esto era una entrada de publicidad.

jueves, 13 de febrero de 2014

La culpa es de los dueños

Iba a escribir sobre cosas de mi experiencia en París (no es por dar envidia, pero así no me olvido que lo tengo pendiente) pero he vivido una experiencia que me ha hecho reflexionar sobre cómo está el mundo y me veo en la obligación de escribir sobre ello.

Somos muy propensos a quejarnos de que, cuando hacen algo mal, echar la culpa a los perros en vez de a los dueños, que son los que los tienen que haber educao. Si de cachorro le dejan hacer "travesuras" y le ríen las bromas al final terminan tomándolo como algo normal y lo repiten hasta que se mueren. Además hay quienes se empeñan en que veas la monería del perrete, una y otra vez, porque para ellos es graciosísimo, pero en verdad es un coñazo.

Es, como cuando se hace una broma muy buena la primera vez, incluso la segunda y la tercerea, pero se empieza a repetir una y otra vez hasta la saciedad de forma que te cabrea escuchar la broma y le coges tirria. La culpa no es de la broma, que es buena, sino de la persona imbécil que no ha parado de repetirla.

Bien, pues juntando estas dos cosas tenemos lo del anuncio de la Clínica Barrié en Onda Cádiz! Para quien no lo haya visto, mi más sincera enhorabuena, pero por desgracia ya somos muchas las personas que llevamos sufriéndolo a causa del COAC.
Padres de esas criaturas, no voy a entrar a valorar la calidad interpretativa de vuestra descendencia porque es posible que esteis cegados por el amor paterno-filial, pero os odio.
Vale que os parezca muy gracioso ver a vuestros vástagos con un peluche en la mano diciendo "Barrié, Barrié, Barrié", pero imaginaos cómo os sentaría si ellos mismos estuvieran en casa durante 15 días de 20:00 a 02:00 repitiéndolo dos veces cada media hora. No hay amor suficiente pa que un padre o una madre no pierda la paciencia y amenace con un babuchazo.

No, la culpa no es de los chiquillos, pero qué ganas de meterle una cachetá cada vez que salen!

miércoles, 29 de enero de 2014

Llévate el butacón del salón, por si acaso.

Hace unos días que he vuelto de París y he reflexionado sobre algunos aspectos de esta ciudad de los que tengo en mente escribir aquí, pero lo voy a dejar para otro día. ¿Por qué? porque el año pasado he vagueado bastante dejando de lado el blog (esto no quiere decir que 2014 vaya a ser diferente) y no he escrito cosas que tenía en mente. El hecho es que viajar a París me ha hecho recordar que tenía que escribir sobre el viaje que hice en agosto a Manchester y a Londres.

Últimamente he visto varios monólogos de estos del club de la comedia y, en uno de ellos, Piedrahita decía que las maletas a la hora de hacer viajes se llenan de "por si acaso". Es decir, alguien va a Sevilla en agosto pero se lleva una rebeca, por si acaso. Pues bien, esto es así en la mayoría de seres humanos que, con el tema de prevenir ante posibles situaciones, llevan ropa que posiblemente ni utilizarán.

Mi caso es diferente. No se si exactamente se trata de haber viajado la mayoría de las veces con Ryanair, de que no presto atención a las cosas, del hecho de ser imbécil o de una mezcla de estos tres factores, pero soy de cagarla en estas situaciones. Y no solo con los "por si acaso", sino con las cosas más elementales.

Hay ciertos lugares del mundo que llevan implícito llevar una prenda determinada: el bañador en el Caribe, las botas de montaña en Galicia, la camiseta de Cádiz en cualquier lao, etc.
Si pensamos en Inglaterra, lo primero que sacamos del armario es una sudadera. Yo, en cambio, llevaba una bandera, varias camisetas, calzoncillos (afortunadamente), pero ninguna sudadera. Así soy yo, gilipollas.
En el avión pensaba en la posibilidad de que no hiciese tanto frío en Inglaterra pero la realidad me dio un bofetón en forma de piel de gallina en cuanto puse un pie en el aeropuerto y que se mantuvo durante todo el viaje.

Así que niñas, ya sabeis, si vais a Inglaterra, los calzoncillos son útiles.