domingo, 16 de octubre de 2011

Intania Jones and the riders of the lost sofa

Buongiorno Principessa!
Todo el mundo sabe que Italia es una tierra de coches, modelos a cascoporro y pasta a todas horas. Pues lo que me ha ocurrido a mi no tiene nada que ver con esto.

El asunto empieza el mismo día que llegamos a la casa nueva y nos encontramos con un sofá, que más bien era un vórtice a otra dimensión (a la dimensión X de la que hablaban en el 4º capítulo de las Tortugas Ninja, seguramente).
Mi otro compañero de piso, al mismo tiempo primo y, al mismo tiempo, prácticamente fiorentino, nos dijo que había hablao con el casero para quitarlo de enmedio y que nos trajera otro.
Tras llamar a la UTE de aquí, que se llama Quadrifoglio, nos dicen que el jueves no-se-cuál, no lo recuerdo, lo bajemos y lo dejemos antes de las 20:00 en la puerta de nuestra casa.
Ahí que, entre maniobras dignas de los capataces más experimentados y engominados, conseguimos bajarlos entre nuestro invitado (lo llamaremos con el pseudónimo "Ramón") y yo y situarlo en el lugar exacto que nos indicaron.
Al volver mi compañero de piso/primo de Siena, hizo un comentario sobre que "algunos carajotes han dejao ahí fuera un sofa feísimo". Con lo que supusimos que no había sido inmediata la retirada del mueble.

Al día siguiente por la mañana vemos que no está el sofá (y me fije expresamente porque iba con la firme intención de sentarme y hacer algo en plan cabecera de los Simpson), así que ya solo nos quedaba esperar al lunes a que nos trajesen el nuevo.

Nos imaginábamos ya un sofá grande, incluso imagínabamos un sofá-cama ideal para invitados. Estábamos los tres to emocionaos el lunes cuando llama el casero a la puerta y nos pregunta que por qué sigue el sofá en la calle, que eso no lo podemos dejar ahí, que da mala imagen y que tenemos que traerlo de vuelta parriba y él mientras cancelará que nos traigan el nuevo.
Salimos y, efectivamente, el sofá estaba fuera, en el mismo sitio en el que lo habíamos dejado...
Nuestro sofá se movió más que nosotros el fin de semana, y volvió destrozaísimo.

Y así están las cosas. Yo mientras tanto escribiendo esto metío en el cojín hundío de nuestro sofá y esperando de nuevo al día 24 de octubre para soltarlo de nuevo... a ver qué pasa.

(Aquí teneis la foto de la criatura)

1 comentario:

  1. Al igual que los cantes, es un sofá de ida y vuelta, jajaja
    muaaaaaaaaaaa

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