martes, 8 de septiembre de 2009

Pero como no voy a ir... Si es una fieshhta!

Este muchacho, auqneu en el anuncio no salía, la cagó con Carla. Eso le pasó porque en las fiestas se encontraba descolocado, no encontraba su sitio. El pobre, no?
NO! Ahora que se aguante. Eso le pasa por ir solo a las fiestas a las que era invitao.

Todo el mundo sabe que, si hay una fiesta, hay que ir aunque no te hayan avisao. O al menos eso era lo que yo pensaba de pequeño.
A mi me encantaban las fiestas de cumpleaños de mis amigos... y de los de mi hermana.

Cada vez que ella iba a un cumpleaños y mi madre iba a llevarla tenían que llevarme irremediablemente.
Así que yo le decía a mi madre esa gran frase que es "mami, ponme guapo".
Bastaba esa frase. Me cogía del armario una camisa, unos pantalones arreglaos y hasta una corbata (azul con payasos).
Ya estaba yo listo pa plantarme en la fiesta. Nadie me había invitao, pero iba bien vestío y así le daba un toque de distinción y elegancia a la fiesta.
Además, así me podía permitir el lujo de colarme en el cumpleaños sin un regalo. Pa qué? si allí antes que e del cumpleaños estaba yo.

Al llegar a la casa dejábamos a mi hermana y, aun sabiendo que al final acabaría dentro, debía poner cara de pena que mostrara que mi mayor ambición en la vida era entrar en esa fiesta.
Así que la madre de la persona homenajeada siempre decía "Anda, déjalo aquí y ya lo recoges luego".
Bendita teatralidad.

Dentro siempre me dejaban ser el primero en todo por eso de ser el chico. El primero en comer los changüis de salchichon y nocilla (típicos de cumpelaños), el primero en coger tarta y el primero en tirar de una de las cuerdas de la piñata.
También me gustaba mucho ir de fiestas porque siempre ganaba en todos los juegos.
Decían que me dejaban ganar, pero aunque hubieran querido competir contra mi no hubieran podido, no estaban a mi altura.

Desafortunadamente, el hecho de abandonar la asistencia a los cumpleaños a los que asistía en calidad de encasquetao se debió a la humillación.
Estabamos jugando al juego de la silla (supongo que con canciones como "Pepe trae la escoba que te doy con ella" o "tengo un tractor amarillo"), sólo quedábamos tres personas (con sus dos sillas correspondientes) y, al pararse la música, fui a sentarme con la mala suerte de que uno de los asistentes quitó la silla y caí al suelo.
De repente lo único que veía era a todo el mundo riéndose de mí y yo, para mantener mi dignidad a flote, aguanté a duras penas las lágrimas.
Desde ese día no me gusta ese juego.

No se que pensaba mi hermana de que yo me colase en las fiestas de sus amig@s. Puede que ese plan lo ideara ella... o simplemente Andrés era de Humilladero, quien sabe.

PD: Los niños chicos siguen enviando invitaciones de payasos descoloríos de la tienda de 20 duros o ya todo se hace por internet?

2 comentarios:

  1. Lamento informarte de que ya no se mandan las tarjetas de invitación con el sobre y el nombre del invitado puesto a rotulador carioca, ahora simplemente se crea un evento en el tuenti :(

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  2. XDDDDD

    Maldita sea, para mi proximo cumpleaños volvere a enviar las invitaciones!! XD

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